Todas o la mayoría de las personas necesitamos de la aprobación de los demás para sentirnos bien, o simplemente para no sentirnos mal. Pero en algunas personas esto ocurre con demasiada frecuencia e intensidad, llegando a condicionar constantemente su comportamiento.
Estas personas necesitan quedar bien con todos, gustar a todo el mundo, evitan determinados comentarios o expresiones por lo que puedan pensar los otros, y siempre viven pendientes de los demás, más que de ellos. mismos. A continuación te damos algunas estrategias que puedes empezar a poner en práctica para no buscar constantemente la aprobación de los demás y vivir un poco más tranquilo o tranquila.
Cuando algo de lo que te digan no te guste, prueba a expresarlo y decir lo que piensas, aunque sea contrario a lo que acaba de decir tu interlocutor. Si te cuesta mucho, puedes empezar agradeciendo a la persona que te da su idea, opinión, sugerencia: que lo que te está diciendo te será útil para tu crecimiento personal y desarrollo como persona, a pesar de no pensar de la misma manera. Pero no olvides que muchas de las cosas que decimos son simplemente opiniones, ideas, sugerencias y maneras de pensar.
También puedes incluso buscar a propósito situaciones en las que te desaprueben o sepas que no van a pensar igual que tú, para hacer frente a esta situación que te hace sentir mal con el fin de exponer tu idea y trabajar contigo mismo para que esto no te moleste en un futuro. Ponte a prueba a ver qué pasa. ¿Qué es lo peor que te puede pasar?, ¿tan grave es dar mi opinión o mi manera de ver las cosas?
Aplica técnicas para ignorar los actos de desaprobación y para no darle más importancia de la que realmente tiene. Aquí puedes leer el cuento del imbécil que tenemos en nuestro blog, donde se explica esto mediante una fábula. Lo realmente importante no es qué piensen los demás de ti, sino la interpretación que tú hagas de esto. A veces merece la pena ignorar o darle otro enfoque diferente.
Cuando alguien esté en desacuerdo contigo pregúntate si realmente te iría mucho mejor si pensara como tú. En ocasiones la respuesta es NO. Lo que la gente piensa no tiene por qué tener un efecto negativo sobre nosotros, a pesar de que lo que digan esté expresado en términos negativos. Entiende que las personas no son las que ofenden, ni molestan, el que se ofende o molesta eres tú en el momento que aceptas como válido lo que otro dice de ti.
Acepta que es imposible, pero imposible, gustarle a todo el mundo. De hecho, muchas personas no te van a comprender, otras no te van a escuchar, otras no les importa lo que dices, otras simplemente quieren llevar la contraria. Por tanto, si partimos de la base de que no todo el mundo es como nosotros, es más probable que las desaprobaciones no nos las tomemos a la tremenda.
No busques respaldo y apoyo cada vez que hables. Confía en ti mismo. Da tu opinión sin miedo y trata de no estar justificándote siempre. Nos referimos a eliminar frases como:
- Díselo a no se quién y verás como te lo dice igual que yo
– ¿A qué es verdad lo que le estoy diciendo a Juan?
Trata de investigarte y analizarte si eres de lo que haces más preguntas o más afirmaciones a la hora de hablar. ¿Haces muchas preguntas para buscar la aprobación?, ¿pides permiso demasiadas veces?
En cualquier conversación trata de que haya un equilibrio (siempre que puedas) entre el tiempo de habla de tu interlocutor y el tuyo. Compáralo y piensa después si has hablado sólo cuando te lo han pedido y si has hablado con seguridad y firmeza. Trata de analizar cómo es tu comunicación.
Si te aplicas estás técnicas, tu nivel de autoestima, de confianza en ti mismo y tu seguridad para expresarte mejorarán con total seguridad. ¿Vale la pena, no? ¡Ánimo!
Yolanda Pérez Directora del centro de Psicología Eclipse Soluciones. Doctora en Psicología (nº col. CV-9418) y Master en Psicología de la Salud. Especializada en terapa adultos-intantil. Experta en formación y orientación laboral.