– Marina Muñoz Cervera –
Existen formas sencillas de transformar un agua en potable para evitar enfermedades.
Cada vez nos movemos más a distintas partes del mundo y, aunque en nuestro ámbito no falte habitualmente el agua potable, podemos encontrarnos en la necesidad de potabilizar agua, procedente de ríos, manantiales, fuentes, etc. para beber o cocinar.
Si vivimos en una ciudad desarrollada, podemos viajar a un país menos desarrollado que el nuestro o bien, hacer excursiones al campo, en las que se encuentra limitada nuestra disponibilidad de agua potable.
Siempre es conveniente, disponer de agua mineral cuando vamos de viaje. No obstante, «el saber no ocupa lugar» y conocer algunas maneras de mejorar la calidad del agua que encontremos a nuestro paso, puede ayudarnos a estar más seguros.
Por desgracia, el agua contaminada con productos químicos, no puede potabilizarse. De ahí la necesidad de informarnos convenientemente sobre la posibilidad de residuos industriales en la zona que vayamos a visitar.
¿Porqué tenemos que tratar el agua antes de beberla?
Excepto que dispongamos de agua mineral o bien, de un sistema de potabilización urbano o rural, el resto del agua (ríos, manantiales, fuentes, etc.) puede contener microorganismos procedentes de las siguientes fuentes:
– Filtración de letrinas o cañerías de alcantarillado.
– Vertederos de basura.
– Baldes o cubos sucios, cuerdas sucias, vasos sucios utilizados para extraer el agua.
– Manos sucias.
– Agua de lavado ropa.
– Animales de la zona.
– Escurrimiento del agua superficial.
Podemos ignorar la mayor parte de las situaciones anteriormente descritas cuando vemos un río y, aparentemente, el agua está limpia. Sin embargo, no debemos fiarnos de su inocuidad, es decir, de que esté libre de gérmenes.
Sencillas formas de mejorar la calidad del agua.
La FAO nos indica las técnicas más simples de convertir un agua potable y, por tanto, apta para el consumo humano. Son las siguientes:
– Agua en reposo:
Si dejamos reposar el agua, la mayor parte de los residuos y microorganismos se van al fondo, mejorando su calidad. Sin embargo, este procedimiento no nos libra del todo de los contaminantes. De ahí, que después de reposar debamos hervirla o clorarla.
La forma de reposar el agua es como sigue:
– Colocar el agua en un recipiente limpio.
– Cubrir el recipiente y dejar reposar por algunas horas.
– Vaciar, lentamente, el agua a un nuevo recipiente, asegurándonos de que el material decantado en el fondo no pase al nuevo envase.
– Eliminar el sedimento y agua sucia que hayan quedado en el primer recipiente de reposo y lavarlo convenientemente.
Como ya vimos, el agua obtenida, más clara, libre de residuos sólidos y con menos gérmenes, debe ser hervida o clorada para ser consumida.
– Filtración del agua:
Podemos filtrar el agua con un paño limpio o con carbón.
1.- Filtrado con un trapo de tela:
– Dejar reposar el agua para que los residuos sólidos decanten en el fondo del recipiente, como en el método anterior.
– Preparar una filtro con un paño de tela bien limpia. Doblar el trapo 4 veces y colocarlo, bien ajustado, en la boca de un recipiente vacío y limpio.
– Vaciar el agua, que hemos dejado reposar, en el envase que tiene el filtro.
– Después de utilizar el paño de tela como filtro, debemos lavarlo bien y dejarlo secar al sol.
2.- Filtrado con carbón:
– Hacer orificios en la base de un recipiente.
– Moler el carbón hasta convertirlo en un polvo fino y lavarlo con agua limpia. Es mejor utilizar carbón activado, pero puede servirnos el normal. Y no se debe utilizar el carbón fabricado para elaborar asados.
– Colocar en el recipiente capas de piedras y arena. Poner un trapo fino de tela limpio y una capa de carbón en la parte superior.
– Vaciar el agua a través del filtro ya fabricado y recolectar el agua que sale por los orificios de la base del recipiente.
– Remover y limpiar el carbón con frecuencia para usarlo más veces.
A pesar de que este método es más seguro que el simple reposo, y la calidad del agua obtenida es mayor, no podemos asegurar de que esté libre de gérmenes. Por ello, tras la filtración, tendremos que hervir o clorar el agua, antes de beberla.
– Ebullición del agua:
Cuando hervimos el agua, matamos la mayor parte de los gérmenes. Sin embargo, algunas aguas contiene residuos sólidos y tenemos que reposarlas o filtrarlas antes de hervirlas.
Para potabilizar el agua a través de la ebullición, tenemos que hacer lo siguiente:
– Filtrar o reposar el agua antes de hervir.
– Colocar el agua en una olla limpia y hervir, vigorosamente, durante, al menos, 1 minuto. En zonas montañosas, este tiempo debe ser de 3 minutos.
– Dejar el agua enfriar a temperatura ambiente. No añadir hielo.
– Almacenar el agua hervida en recipiente limpio con tapadera, exclusivo para el uso del agua.
– Para mejorar el sabor plano del agua hervida, se puede agregar una pizca de sal o bien, se puede mover entre 2 recipientes, moviéndola de uno a otros y dejarla reposar durante 2 horas antes de beber.
– Cloración del agua:
Si no tenemos la posibilidad de hervir el agua, podemos clorarla, para matar la mayor parte de bacterias y virus que contaminan el agua.
Tendremos que comprar cloro doméstico no aromatizado, bien en pastillas, o líquido (5.25%). La cantidad de cloro dependerá del grado de contaminación del agua que nos dispongamos a potabilizar, y este desinfectante actúa mejor con agua tibia.
1.- Cloro líquido:
Los pasos que tenemos que dar son los siguientes:
– Dejar reposar o filtrar el agua para esté más clara.
– Añadir, por cada litro de agua, 2 gotas de cloro doméstico.
– Revolver suavemente o mover con una cuchara limpia. Cubrir y dejar reposar durante 30 minutos antes de usarla. El agua debe desprender un suave olor a cloro.
– Si no huele nada a cloro, agregamos, nuevamente, 1 o 2 gotas y dejamos reposar 15 minutos.
– Si el olor a cloro es muy fuerte, vaciaremos repetidamente el agua entre dos recipientes limpios hasta que se mitigue.
– Almacenar el agua clorada en un recipiente limpio con tapadera y de uso exclusivo para el agua.
2.- Pastillas de cloro:
En este caso, debemos seguir las instrucciones del fabricante que figuran en el envase. Pero si no las hay, utilizaremos una pastilla o tableta de cloro por litro de agua y, como en el caso anterior, dejaremos reposar durante 30 minutos antes de utilizarla.
– Desinfección solar:
Este método aprovecha los rayos UV solares como medio de desinfección. La FAO lo considera simple y efectivo y solo necesitamos unos rayos de sol y una botella limpia. El mayor inconveniente de este tipo de desinfección es que requiere más tiempo que la cloración.
La desinfección solar funciona mejor en países donde hay mucha radiación solar y en países cerca del Ecuador. Sin embargo, en los lugares situados más al norte o al sur del Ecuador este proceso es más lento.
Para potabilizar el agua con este método, debemos hacer lo siguiente:
– Limpiar bien una botella de plástico o vidrio, o una bolsa de plástico, preferentemente transparentes.
– Filtrar el agua o dejarla reposar, antes de ponerla al sol, para que esté libre de residuos y acelerar el proceso.
– Llenar las 3/4 partes de la botella y agitarla, durante 20 segundos, para formar burbujas. Después, llenar la botella por completo. Las burbujas de aire que hemos formado, contienen oxígeno que ayudará en el proceso de desinfección de patógenos.
– Colocar la botella tapada en una zona donde no haya sombra, y no exista la posiblidad de que personas o animales la muevan, como por ejemplo en el techo de la casa.
– Dejar la botella al sol, al menos, durante 6 horas, o durante 2 días, si el tiempo está nublado.
El tamaño óptimo de las botellas es de 1 o 2 litros y deben colocarse de forma horizontal, no vertical, para obtener mejores resultados.
Este procedimiento se conoce también con el nombre de «SODIS» (Solar Water Disinfection) y se basa en la acción de los rayos UV-A, mientras que los infrarrojos calientan el agua. Las ondas cortas UV actúan sobre el DNA de las bacterias y los virus, destruyéndolos, sin producir cambios físicos o químicos en el agua tratada.
En esta entrada hemos revisado una ficha informativa de la parte 2 de la lección 11 (tema 4) del curso de la FAO Alimentarnos bien para estar sanos, que estamos incluyendo dentro de la categoría Lecciones de alimentación sana de este blog.
Y, para terminar, solo comentaros que no podemos fiarnos de una agua que esté aparentemente limpia, aunque proceda de un manantial en el que veamos beber a otras personas. Tampoco, de botellas de agua mineral que no tengan el precinto en perfecto estado, porque han podido ser rellenadas con un agua cuya procedencia desconocemos.
Entrada relacionada:
El agua potable y su importancia para la salud.
Fuente:
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Alimentarse bien para estar sanos”. Depósito de documentos de la FAO. Roma, 2013. ISBN 978-92-5-107610-1.
Imagen:
http://img.aws.ehowcdn.com/intl-620/ds-photo/getty/article/108/236/492360839.jpg