Revista Salud y Bienestar

Aprender a decir que no

Por Esteno
Aprender a decir que no En una entrada anterior, pudimos ver cómo las respuestas agresivas no molaban nada. Normalmente nos pueden traer muchos problemas. Vimos también que nuestros actos podían ser de 3 tipos principalmente: agresivos, asertivos y pasivos. Como comentamos, la respuesta más recomendable suele ser la asertiva, y lo que hicimos fue compararla con la forma de actuar agresiva. En esta entrada, vamos a comentar de forma breve la respuesta pasiva con respecto a la asertiva.
Para ello, nada mejor que recordar el vídeo que utilizamos la vez anterior...

Ser pasivo tampoco suele ser buena idea. Si cedemos a los deseos de los demás a costa de nuestras propias necesidades, acabaremos resentidos y puede que explotando. Las personas que se inhiben y ceden, lo hacen muchas veces para no sentirse culpables (sentir que son buenas personas), en un intento de conseguir aprobación o para evitar conflictos. Todo esto, tal vez empujados por las circunstancias.
Lo malo, es que si uno se comporta predominantemente de forma pasiva, seguramente no se sentirá conforme consigo mismo, podrá llegar a sentir que se aprovechan los demás de su buena disposición a ayudar y no sería raro que se acabara explotando.
Una vez más, la respuesta socialmente hábil suele ser la asertiva. Para decir que no, no es necesario responder de forma agresiva. Basta con expresar nuestros deseos y manifestar nuestros motivos sin juzgar a los demás. Veamos un ejemplo, con una posible versión correcta y otra incorrecta...
Incorrecto: No voy a llevarte porque siempre pretendes aprovecharte pretendiendo que sea tu taxista (mal porque estamos juzgando a la otra persona y nos dedicamos a adivinar sus intenciones) Versión correcta: No voy a llevarte porque me resulta muy incómodo tener que ir hasta allí. Me da mucha pereza. Además, el lugar está bien comunicado por autobús, así que podrás ir por ti mismo sin problemas.
Lo que está claro, es que no es recomendable actuar como no queremos por miedo a que se enfaden con nosotros o que no nos acepten. Si sabemos que no vamos a cobrar y no queremos hacer un trabajo gratis, lo suyo sería rechazarlo de forma asertiva. Sin juzgar al otro ni ser agresivo, sin valoraciones subjetivas, pero siendo firme.
Si por intentar portarnos bien, acabamos realizando tareas con las que no estamos cómodos, nos sentiremos mal a la larga y seremos más vulnerables a la manipulación. Si estás leyendo esto, es seguramente porque no te dedicas a engañar a la gente, pero no todo el mundo tiene las mejores intenciones.
Hay algunas técnicas que nos pueden ayudar a aguantar el tipo cuando una persona nos insiste para que hagamos cosas que no queremos. Hablaremos de ellas en próximas entradas...


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