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Aprender a perdonar

Por Interesproductivo @RoberttiGamarra


“A esa persona no le perdono lo que me hizo”. Esta es una frase habitual en la vida social, aunque en esta ocasión la haya extraído del campo empresarial, ya que me lo dijo una empresaria amiga refiriéndose a una ex trabajadora con la que había acabado en los tribunales. Es una cuestión complicada el aprender a perdonar, casi nadie lo hace después de sufrir una afrenta personal.

Aprender a perdonar

@morgfuefile

En esta ocasión una vez más me encontré con la interpretación equivocada de la cercanía entre el trabajador y el empresario de la pequeña empresa. Todo suele originarse con la intención del segundo de construir un ambiente distendido y amigable donde todos pudieran sentirse involucrados para, al final, sacar el mayor rendimiento y aumentar los dividendos de la empresa. No siempre es esto posible, conseguir unir la cercanía y la productividad a veces es casi un sueño.
Por lo que me contó esta amiga empresaria, parece que una vez emprendida la marcha hacia la relación de cercanía, es habitual encontrarse con personas que intentan aprovecharse de la situación, por lo que es un verdadero error poner en sus manos informaciones sobre la intimidad de la empresa, porque cuanto más cerca esté de esa realidad, más le pierde el respeto a su trabajo y a la persona que le ha dado ese trabajo. ¿Por qué? Porque las pequeñas empresas no están libres de problemas, de estrecheces, y que un trabajador malintencionado lo sepa, no es nada bueno.

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No obstante, no es sólo una cuestión de abajo hacia arriba, de trabajador hacia la empresa, sino en la misma proporción suele producirse de arriba hacia abajo. Esto ocurre cuando la empresa considera la debilidad de un trabajador como una plataforma para escenificar su descaro y se aprovecha de esa timidez para explotar a la persona, privándola de las debidas retribuciones por sus logros. Una vez que se tiene claro esto, queda la siguiente pregunta: ¿Por qué una cuestión contractual se convierte en algo personal?
Por desgracia en la pequeña empresa es imposible separar la gestión de la persona, porque el empresario suele acabar:
Asumiendo el trabajo de sus empleados. Cuando las cosas no van tan bien y los costes empiezan a superar a los beneficios, la primera opción, casi siempre es asumir tareas de los trabajadores y abaratar los costes.
Actuando como sus empleados. Si el empresario comete el error de asumir los errores de los trabajadores, muy pronto estará rodeado de problemas, porque le costará muchos exigirles cuando él mismo no cumple con las normas de rendimiento.
Cumpliendo como sus empleados. El comportamiento deficiente es común en un equipo de trabajo, casi siempre hay un elemento que no rinde como el resto, y si el empresario se sitúa al nivel de ese elemento deficiente, quienes más cumplían hasta entonces perderán la iniciativa y recurrirán al mínimo esfuerzo.
Una vez que los empleados ven que el jefe está en la misma situación que ellos, algunos, no todos, empiezan a cambiar de estrategia y practican un acercamiento nocivo, buscando aprovecharse de esa situación.
Como ya hemos dicho antes, esta disfunción normativa se produce en ambas direcciones, y en los dos casos es la consecuencia de una administración deficiente de los recursos. Nunca una empresa debe aprovecharse de la predisposición de sus empleados para pedirles mucho más de lo que deben, ni un empleado debe servirse de la cercanía de sus jefes para dejar de aportar lo que está obligado a hacer.
Al final el fracaso de una propuesta queda en el ámbito personal, donde cualquiera de las dos partes se sienten perjudicados. Así es difícil perdonarse. 
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