Revista Coaching

«Aprender GTD»: Adiós a lo viejo, hola a lo nuevo

Por Jofoba @jordifortunybad

Antes de meternos en harina con este nuevo post de la serie «Aprender GTD», voy a hacer una breve recapitulación para situarnos en el punto que estamos.

Como te contaba en los post introductorios de la serie, el recorrido que estamos haciendo se basa en ir enumerando los principales puntos negros o puntos de fricción que he ido detectando entre todas las personas que están en proceso de implementación de la metodología GTD.

Así que empezamos —ya hace bastantes meses— poniendo énfasis en las principales creencias limitantes, que suponen ya de por sí una gran barrera de entrada a la metodología.

Después, hemos recorrido tres de los cinco pasos: Capturar, Aclarar y Organizar. En estas etapas, hemos ido viendo aspectos muy concretos a tener en cuenta para evitar errores que son muy comunes en el primer approach a GTD. Puede que no estén todos, pero sí los más relevantes —y los que no están, seguro que aparecerán en futuros post—.

Bien, pues si todo ha ido bien, en estos momentos —como mínimo— ya dispones de la base teórica para tener tu sistema bien montado. De hecho, estoy seguro de que ya estás mucho más allá ;).

Así que, ahora, lo que necesitamos es centrarnos en que vaya fino como la seda.

Y para hacer esto, debemos superar uno de los puntos negros más importantes en el camino para dominar GTD. En realidad más que un punto negro es un agujero negro —y bien gordo, cómo Gargantúa—. Tiene un poder de atracción tal, que si no estas por la labor, se come tu sistema en décimas de segundo.

Este punto negro es la tendencia natural a «volver a lo viejo».

Me explico. Antes de GTD tú ya utilizabas el calendario. En realidad lo estás usando desde que cursaste primaria. También usabas ya un gestor de correo electrónico, y este era el centro de tu actividad. Y probablemente ya te hacías algún tipo de lista de To-Do etiquetada con prioridades ABC.

Esta ha sido la configuración de tu mundo durante mucho tiempo. Por lo que es normal que tire de ti: es lo que has venido haciendo toda la vida.

Además, existe la dificultad añadida de que determinadas herramientas siguen siendo las mismas en tu nuevo sistema de organización, pero con hábitos de uso diferentes. Como siempre digo en las formaciones, es como ponerse a dieta, pero el gimnasio está en la trastienda de una pastelería.

El calendario ya no sirve para que tire de ti a base de recordatorios. Y el correo electrónico pasa a ser una sencilla bandeja de entrada, en él ya no tienes tu trabajo.

Y tu lista única ya tienes claro que no funciona, sin embargo, su influencia —por el miedo a que se te escape nada— sigue siendo poderosa. Seguro que te has puesto algún post-it a la vista redundando algunas acciones que tienes en tu sistema GTD. No sea que justo aquel día no entres en tus listas y se te escape algo 🙂

No te preocupes, todos lo hemos hecho. El lado oscuro de la fuerza poderoso es.

La razón principal para que tengas esta tendencia es que no percibes resultados directos. Más bien lo contrario, te da la sensación de que vas conduciendo un coche con el volante estropeado. Y ante esta situación, lógicamente, reaccionas aferrándote a lo viejo.

Y es que es una realidad que la aportación de valor tarda un poco en llegar. No la ves directamente.

Pero tienes que tener claro que esto pasa con todo. Si te actualizan cualquier aplicación, el primer pensamiento siempre es: «antes iba mejor». Al cabo del tiempo, ya ni te acuerdas de cómo iba antes, porque has interiorizado el cambio y disfrutas de las mejoras.

Así pues… ¿Hay algún remedio para esta dolencia?

Sí: deportividad.

Y empezar con algo. No abandonarlo.

Hay personas que me han dicho que solo el hábito de capturar les ha cambiado la vida. Lo mismo con usar las listas «Agenda», o la lista «A la Espera».

Pues de eso se trata, de abandonar el negacionismo y reconocer estos primeros brotes verdes de mejora. Aferrarse a ellos como disparador de nuevos hábitos.

Hay muchas cosas que puedes hacer para anticipar el valor que te va a aportar el cambio de hábitos que te propone GTD.

Y son cosas al alcance de cualquier persona, por mucho trabajo que digas que tengas.

Vaciar y tomar decisiones sobre las cosas que tienes en ese —desordenado— cajón de tu escritorio no son más de 10 minutos… ¿Te animas?

Photo by Volodymyr Hryshchenko on Unsplash

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