Aprender jugando

¿Cuántas veces hemos escuchado la importancia de aprender a través del juego? Vivimos en un momento donde la prisa lo enmarca todo: prisa por terminar, prisa por alcanzar, prisa por superar... Cuando es precisamente eso, la prisa, lo que debemos dejar de lado cuando hablamos de nuestros hijos y alumnos. Y es que ya no sólo se trata de "educar", sino de algo que va mucho más allá: acompañar.

De nada sirve forzar un aprendizaje en niños que no están preparados para ello, por lo que a menudo suele ser contraproducente y nos conduce a una frustración segura. No podemos olvidar que dos niños no aprenden de la misma forma ni en el mismo tiempo, por lo que tenemos que evitar forzar situaciones por el simple hecho de que otros lo hagan.

Y es que a veces se nos olvida que la mejor forma de aprender es hacerlo mientras jugamos y para ello no necesitamos los mejores recursos materiales sino que en muchas ocasiones la imaginación puede hacernos crear materiales que llamen su atención con objetos tan comunes que encontramos en cualquier hogar. ¿Y si aprendemos a seriar con cucharas y tenedores? ¿O clasificar a partir de garbanzos y macarrones? ¿Jugamos a hacer trazos poniendo un poco de sal en una bandeja?

A través de este tipo de actividades podemos trabajar y reforzar ciertos conceptos que les ayudarán a estructurar su entorno y conocerlo mejor, pero lo harán con una actitud positiva puesto que la actividad en sí se convierte en un juego. En muchas ocasiones hablando con las familias descubrimos el interés que tienen en que sus hijos lo hagan todo y todo bien, sin pararse a pensar cómo están consiguiendo esos objetivos y si sus hijos están disfrutando mientras aprenden.

De nada sirve trabajar el número en papel si antes no ha entendido qué significa esa grafía, a cuantos nos referimos cuando hablamos de ese número o que lugar ocupa dentro de la recta numérica. Por eso tanto padres como educadores debemos dejar a un lado el trabajo en papel para empezar a manipular, a tocar, a montar y desmontar, a pintar, a agrupar, a sumar y a restar, a construir, a clasificar, a seriar y ordenar... Y es que todo lo que aprendan mientras juegan se convertirá en la base de todo su aprendizaje. No privemos a nuestros hijos de la mejor experiencia de sus vidas: aprender jugando.