El aprendizaje debiera ser divertido en todos los campos y áreas donde estemos formándonos, ya sea una clase, un seminario, un taller, una conferencia, una reunión, un briefing etc. Lejos de lo que se pueda pensar el estar contentos, alegres, por la información previa aportada, nos hace estar espectantes a enfrentar dicha tarea, somos permeables a nuevas propuestas, tenemos nuestra mente abierta a la novedad, aunque nos de cierto repelús por lo desconocido, pero más aún nos aporta el placer del cambio, de lo diferente.
Ejercitarnos en la tarea de ser observador, ser detallista, sentir pasión por nuestra labor nos hará esforzarnos cada día a cada momento por estar siempre en movimiento, y esto es acción para caminar en un sentido u otro eso dependerá de cada uno, sin dejar de ser seducidos por el arte de observar para poder mejorar. La observación la tenemos alrededor nuestro en cada paso, en cada gesto, en cada metedura de pata, de estas es de las que más aprendemos o al menos debiéramos, aunque bien se sabe que el hombre es el único animal que tropieza mínimo dos veces en la misma piedra.
El observar se aprende de muchas maneras y es todo un Arte ser un buen observador, lo principal es permitirse jugar, para poder no sólo divertirte sino además aprender de forma totalmente eficiente. Seguramente si todos los fallos que tenemos en el día a día supiéramos verlos observarlos como una parte de un juego en el que hemos retrocedido, pasado nuestro turno, o simplemente perdido, lo más normal es enfadarse y verlo todo negro pero siempre podremos ver una luz. Cambiemos el chip y dibujemos una sonrisa que sea esa luz, porque hemos aprendido algo nuevo que nos hace crecer. Seguramente en el momento no seamos conscientes de ello, pero el devenir diario nos hará recordar y retomar la lección.
Observar es un juego divertido y gratificante y ser detallista es de poner medalla. Siempre serás bien recibido con una sincera sonrisa y abrazo.