No sé vosotras – imagino que sí – pero personalmente, en todo este proceso de “amor” por el maquillaje he ido pasando fases y descubriendo, paso a paso (a veces muuuy despacio, otras de sopetón) muchos factores que, ordenados en forma de contenidos se terminan pareciendo mucho a los índices de los manuales – que muchas también coleccionamos y repasamos – para aprender este hobby de la mejor manera posible. A lo largo de estos años, como os decía, he pasado muchas etapas, pero al final mirando “atrás” me doy cuenta de que todas rozan muy de cerca una serie de ámbitos prácticos en los que profundizar. Los comparto hoy con vosotras porque me parecen interesantes, y porque me gustaría invitaros a la reflexión de cuáles consideráis que habéis adquirido mejor…o aún estáis en proceso.
1. Entrando en el mundo del maquillaje: Definición, historia, instrumentos.
Recuerdo la 217 de MAC como un
"antes y un después" en el difuminado.
Esto no quiere decir que no haya
buenas opciones más asequibles,
ni que me gusten todas las brochas
de la marca. Pero ese recuerdo
lo guardo con cariño.
Sin duda, uno de los primeros pasos en el mundo del maquillaje (como aficionada) se caracteriza por la fascinación ante todo tipo de herramientas (pinceles, brochas, esponjas, pinzas…) y su utilidad. Recuerdo la primera vez que probé brochas de calidad frente a las que tenía por casa (de esas típicas que te vienen con la cajita) y me dije “¡Así sí!”…la diferencia entre aplicar la sombra era brutal…y si hablamos de difuminar o delinear, ya ni punto de comparación. Personalmente, considero que tengo bastante conocimiento de los usos de brochas y pinceles, pero reconozco que me falta conocer, probar y practicar con otras herramientas como esponjas o el famoso maquillaje con aerógrafo, que me fascina por su moderno planteamiento. La historia del maquillaje, por otra parte, me parece interesantísima (la historia en general me lo parece) y con respecto a la definición…sería tema de un post entero porque entramos en aspectos culturales relacionados con la imagen personal y la belleza. Pero lo que sí tengo claro es que, como cualquier rama artística, busca precisamente emocionar con la belleza. 2. Mil y un rostros: Visagismo
Un esquema muy sencillo de cómo uso broncer (marrón),
iluminador (blanco) y rubor. Más adelante dedicaré un post
a estos tres puntos donde os lo explicaré con más
detalle :)
Otro punto interesantísimo…desde una doble vertiente: En primer lugar, porque te permite conocerte a ti misma y sacarte el máximo partido. Mi cara alargada no admite ciertas aplicaciones de broncer o rubor, y sin embargo cuando lo hago conociéndola, el resultado es muy favorecedor. Aquí, a base de practicar conmigo misma, me siento ahora muy segura. No obstante, como no soy maquilladora profesional y pese a que siempre que tengo la oportunidad de maquillar a una amiga o familiar lo disfruto al máximo, noto que me falta destreza a la hora de encajar otro tipo de rasgos, y no sólo ya por la forma del rostro, sino también de los ojos (hundidos, rasgados, tristes, almendrados, saltones…), las cejas, la edad…Sin duda, todo un mundo de lo más interesante. 3. El claroscuro… Cuando hablo de esto con alguna amiga…siempre me acuerdo de las nociones de Arte. Al final, en maquillaje, domina el mismo principio que en pintura: los tonos claros y luminosos resaltan, los oscuros disimulan. No deja de ser jugar con las ilusiones ópticas que percibe nuestra mirada. Y aquí, enlazando con el punto anterior, podemos utilizar todas nuestras destrezas para relucir nuestros rasgos más bonitos o llamativos…y hacer que pasen desapercibidos los menos deseables. Realzar un pómulo o un ojo hundido y disimular una papada, por ejemplo. Como en el punto anterior, considero que en mí misma tengo conocimiento del tema…y en caras ajenas siempre estoy intentando aprender mediante la observación y la práctica.
4 …Y el color y la textura.