by El Rincón de Ika · Published febrero 22, 2019 · Updated febrero 18, 2019






Las capas de una piel sana se renuevan cada 21-28 días, pero a medida que la piel envejece este proceso se ralentiza, acumulando células muertas en la capa corneal de la piel, de forma que la piel sana no aparece tan visible, perdiendo vitalidad y dando lugar a una piel más ocapa. De hecho, se estima que si en una piel joven el porcentaje de células muertas anda en torno al 40%, en el caso de la piel madura este porcentaje asciende a un 60%.
Además, con el paso del tiempo la piel no puede luchar con la misma intensidad contra las agresiones externas de forma que se va deteriorando la capa de protección natural de la piel, de forma que es más complicado mantener los niveles de humedad en la piel, así como el equilibrio entre líquidos y lípidos, generando alteraciones de todo tipo en la piel, incluida la alteración del sistema inmunológico natural.

Esa disminución de la actividad hormonal lleva a que la melatonina, conocida como la hormona de la belleza, y el estrógeno, conocido como la hormona de la juventud, deterioren la calidad de la piel y su firmeza, al mismo tiempo que se ralentiza la actividad del colágeno y la elastina, básicos para una piel sin flacidez y visiblemente sana. Ten en cuenta que colágeno produce cerca de un 75% de las proteínas de la piel, por lo que es el responsable de la fortaleza y estructura que posee en cada momento.
En una piel envejecida o madura, no solo las funciones vitales disminuyes, sino que la degradación se da a todos los niveles del cuerpo. Por ejemplo, en una piel joven vamos a encontrar un alto número de vasos sanguíneos para alimentar la epidermis, mientras que en las pieles maduras se reducen de forma drástica.

También encontramos una disminución en el nivel de antioxidantes naturales que se dan en las pieles maduras, al par que un aumento en la cantidad de daño por oxidación en la piel, de forma que se acelera a pasos de gigante el proceso de envejecimiento, dando lugar a la aparición de líneas de expresión que se ven agudizadas por esa falta de hidratación natural.
Según el tipo de piel que la persona posea en la juventud, se puede preveer cuáles serán sus mayores afecciones con el paso del tiempo. Por ejemplo, una persona con una piel seca tenderá a tener más arrugas en la piel, mientras que una persona con una piel grasa irá perdiendo ese exceso de las glándulas sebáceas con el tiempo, a medida que crecen las hendiduras por las marcas de los brotes acnéicos o las manchas debido a lo que se conoce como Hiperpigmentación Post Inflamatoria. De hecho, se sabe que las primeras líneas de expresión que aparecen están relacionadas con los propios gestos de la persona, al ser inevitables.






