![APRENDIZ DE GIGOLÓ (2013), DE JOHN TURTURRO. EL AMANTE DISCRETO. APRENDIZ DE GIGOLÓ (2013), DE JOHN TURTURRO. EL AMANTE DISCRETO.](http://m1.paperblog.com/i/259/2591087/aprendiz-gigolo-2013-john-turturro-el-amante--L-PKPZaR.jpeg)
John Turturro es uno de esos actores-directores que saben moverse como pez en el agua en las corrientes no tan contradictorias del cine comercial y el de autor. Actor fetiche de los hermanos Coen y de Spike Lee, Turturro ha compaginado trabajos tan prestigiosos con papeles en cintas tan comerciales como Daño colateral o Transformes, sin que su prestigio se haya visto jamás disminuido por ello. En esta ocasión ha querido hacer realidad un viejo proyecto que entusiasmó a Woody Allen cuando le habló de él en su día. Y es que Aprendiz de gigoló parte de una idea llena de posibilidades, pero que que van disolviéndose minuto tras minuto como un azucarillo en el café. La premisa es sencilla: trata de dos viejos amigos con problemas de dinero. A uno de ellos, Murray (Allen) su dermatóloga le comenta un día que está deseando realizar un menage a trois con su mejor amiga y le encarga indagar si conoce a alguien del sexo masculino que se preste a hacer realidad su fantasía. Aceptando que este punto de partida es tan fantasioso como los pensamientos de la dermatóloga, digamos que a Murray se le ocurre que su amigo es lo suficientemente atractivo y experimentado como para ser el elegido. Y no solo eso: podrían matar dos pájaros de un tiro si él se convierte en el proxeneta oficial de Fioravante (Turturro).
A partir de aquí la película es un quiero y no puedo. Si salvamos alguna frase afortunada de Murray, una historia que podría ser festiva y estimulante se convierte en un auténtico aburrimiento que no es capaz de transmitir gran cosa. Si lo que se pretendía era reivindicar a un tipo de hombre alejado del esterotipado galán, no es el personaje de Turturro el más indicado para hacerlo. Se trata de un hombre lacónico y poco decidido, que no parece vivir en este mundo. El director-actor pretende usar el lenguaje visual, el lenguaje de las miradas para transmitir los sentimientos de Fioravante, pero naufraga en el intento. Respecto al resto del reparto, Sharon Stone y Sofía Vergara se limitan a reir y a enseñar carne y Vanessa Paradis compone un personaje absolutamente inexpresivo y absurdo, aunque, ahora que lo pienso, resulta ser una ideal media naranja para Fioravante. Una pequeña decepción esta colaboración entre dos de los mejores nombres del cine actual.