El juego es algo valioso porque nos conecta con el momento de mayor aprendizaje de nuestra vida, la infancia. Los humanos y otras especies animales lo empleamos por igual para explorar nuestro entorno próximo, desarrollar capacidades y ponerlas a prueba bajo unas condiciones seguras. Por otro lado, existe una clara vinculación entre los juegos y las emociones (observa la información gestual de cualquier jugador cuando gana o pierde).
La cultura surge, sin duda, del juego, y el niño que juega es un niño que se transforma.
Gabriel Janer Manila
Este nexo con el ámbito emocional convierte al juego en una interesante forma de propiciar aprendizajes. Una de las razones es porque nuestra memoria funciona mejor cuando existe un vínculo emocional o experiencial con aquello que deseamos recordar. Otra ventaja que aportan los juegos es que invitan al alumno a convertirse en parte activa del proceso y mantenerlo implicado. De hecho, esa capacidad de enganchar al usuario (en inglés, engagement) es la que justifica que ahora hablemos tanto sobre gamificación, o dicho de otra forma, las ventajas de incorporar las dinámicas propias de los juegos (no confundir con el juego en sí). Por otro lado, el hecho de practicar en situaciones simuladas nos ayuda a desarrollar destrezas y ganar confianza en nosotros mismos. Por tanto, el juego como estrategia educativa podría ayudar a resolver muchos de los problemas que se dan en el aula (falta de atención, desmotivación, etc.). Incorporar los juegos a la hora de plantear los contenidos del currículo educativo es lo que conocemos como GBL o Game Based Learning.
Cómo diseñar un juego para el aula
- Identifica un aspecto del currículo académico que quieras trabajar a través del juego.
- Crea una buena historia y personajes con gancho. Nuestro cerebro está especialmente diseñado para aprender en base a historias (de ahí que esté en auge el uso del storytelling en distintos contextos). En el caso de la lectura de libros, estos nos emocionan porque cuentan una historia, los juegos además de eso, nos proponen un reto, basado en la interactividad, en resolver problemas. Por tanto, utiliza una buena narración que le de sentido al juego y que lo relacione con los contenidos que desees trabajar. Además, los personajes que hayas creado te ayudarán a presentar situaciones, alternar entre distintos roles, etc.
- Divide el juego en fases (niveles). Dotarlo de estructura permitirá distribuir el contenido y las actividades según un orden de complejidad. Ten en cuenta que los retos deberían ser escalables. Según el psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi, para conseguir experiencias flow, debemos combinar adecuadamente habilidades y tiempo requeridos así como la dificultad de la tarea, ya que de lo contrario podemos irnos a cualquier de los extremos, es decir, ansiedad o aburrimiento. No obstante, los retos planteados no tienen porqué seguir siempre una secuencia lineal. A veces conviene alternar y rebajar el nivel de exigencia.
... para hacer que un hombre o un muchacho codicien una cosa, sólo hay que hacerla difícil de conseguir.
- Explicita claramente las reglas del juego. Para entrar en un juego es necesario entrar en otro tipo de espacio donde las reglas de la vida ordinaria se suspenden y se sustituyen temporalmente por otras (las reglas del juego). Un juego crea un mundo alternativo, un modelo del mundo. Los jugadores deben estar de acuerdo en cumplir las normas de ese espacio, y deben entrar voluntariamente. No es un juego si las personas se ven obligadas a jugar.
- Usa la competición (pero con sentido). Puede que alguien se esté llevando las manos a la cabeza el leer el término competición en un contexto educativo pero la situación competitiva puede ser beneficiosa. De hecho, la mayoría de los juegos y deportes enfrentan a una persona o a un grupo contra otro. En muchos aspectos, la competición es una manera rápida de desarrollar complejidad y además puede ser un estímulo. El problema puede venir cuando el único objetivo que se tiene en mente es vencer al adversario y no tanto el perfeccionar las propias habilidades.
Quien lucha con nosotros fortalece nuestros nervios y agudiza nuestra habilidad. Nuestro antagonista es nuestro ayudante.
Edmund Burke
- Hazle una fiesta cada vez que consiga algo. El ser humano es fácilmente condicionable ante los estímulos y refuerzos que recibe de su entorno. Por esa razón es importante ser generosos a la hora de dar feedback positivo. Cada vez que el alumno consiga superar un reto, debe ser un momento especial, mágico. Además, para mantener el engagement puedes crear recompensas inesperadas. Esto te ayudará a superar combatir el efecto ventana de la gamificación.
- Emplea indicadores de evolución (aprendizaje). Es importante evitar la sensación de incertidumbre porque tiende a provocar ansiedad. Por esa razón es importante que los alumnos puedan saber en todo momento en qué nivel de la misión se encuentran y cómo va su evaluación. Al igual que en los videojuegos, la retroalimentación sobre el estado es muy importante.
En resumen, el uso de juegos como estrategia educativa puede ser un motor para el aprendizaje pero ten en cuenta que existe un riesgo implícito: que el juego termine siendo una actividad educativa intrascendente. Por tanto, selecciona y planifica cuidadosamente los contenidos que vas a trabajar empleando el GBL.
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Psicólogo / Humanista digital / Emprendedor Ayudo a empresas y organizaciones en sus procesos de cambio y transformación. La consultoría de formación es una de mis herramientas de trabajo para lograr resultados tangibles.