Revista Sociedad

Aprendizaje forzoso

Publicado el 08 diciembre 2017 por Tomarlapalabra

Aprendizaje forzosoPor ENRIQUE DEL RISCO

Quien vivió en Cuba y solo aprendió a detestar el comunismo fue poco lo que aprendió (bueno, hay gente que ni eso). Es como haber vivido en el jurásico y solo saber de dinosaurios: para lo único que te va a servir es para el caso, improbable, en que vuelvas a caer en el jurásico. Y mientras tanto te entretienes creyendo que el perro de la vecina es un velocirraptor.

Pero haber vivido en un sistema como el cubano puede ser muy instructivo si no se es demasiado literal.

Puede servir para enterarse que:

No hay almuerzo gratis, ni soluciones “de una vez y por todas”.

Que la histeria, el miedo y la estupidez son contagiosos.

Que no hay motivo político suficiente para romper con un pariente o un amigo. (Ser desagradable o mala persona no es motivo político).

Aprender a  desconfiar de los salvadores de la patria, de los puritanos, de los comecandelas de toda especie o de los extremistas (que siempre son de la misma especie aunque pertenezcan a sectas distintas).

En sistemas como el cubano uno debería aprender a rechazar las adhesiones incondicionales, los entusiasmos ilimitados, las defensas a ultranza.

A prevenirse contra los que desprecian la realidad y quieren destruir la crítica; contra los generosos con el dinero ajeno, los que pretenden saberlo todo y tener soluciones para todos, los que no pierden oportunidad para abusar de su poder.

Contra los que te eligen los enemigos, las preocupaciones y los miedos.

A estar alerta contra la solemnidad forzada, la alegría inducida y el imperio de lo irracional.

A no tener miedo a decir lo que se piensa y al mismo tiempo cuestionarse constantemente si lo que se piensa sigue teniendo sentido.


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