Revista Comunicación

Aprobado el uso del móvil en los aviones

Publicado el 24 julio 2010 por Pedrosanzmarcos

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Hoy día no podemos casi entender una sociedad en la que no está presente el teléfono móvil. Hace unos años (no  muchos) quizá no era así, pero la revolución de las comunicaciones móviles ha sido tal que ya incluso hemos superado psicológicamente el avance tecnológico de hablar, que ya no nos sorprende, para pensar directamente en conexiones de datos de alta velocidad, en movilidad (lo cual casi tampoco sorprende ya).

No se me ocurre ningún país desarrollado del mundo en el que no exista la oportunidad de hablar por un teléfono móvil, incluso a través de varias operadoras que se hacen mutuamente la competencia. Sin embargo, hay un núcleo de población que tiene muy limitadas las comunicaciones: los pasajeros de los vuelos comerciales.

Se estima que todos los días salen al aire unos 93.000 vuelos, estando en cada momento una media de 10.500 aparatos surcando el cielo.

Desde los más de 500 pasajeros que puede llevar un Airbus A380 hasta el único tripulante de una avioneta, podríamos pensar en una media conservadora de entre 20 y 50 personas por avión, lo que nos da una cifra aproximada de entre dos y cinco millones de personas que no pueden usar su teléfono cada día durante unas horas; ¿se imaginan una ciudad como Barcelona, en la que no se puede usar el móvil?.

El negocio es redondo y las operadoras de telefonía ya llevan mucho tiempo tratando de sacarle partido. El pasado 13 de Julio, por fin, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio publicó en el BOE la orden que permite a los operadores de telefonía prestar el servicio MCA (Mobile Communications on Aircraft).

El concepto tecnológico no es excesivamente complicado. El operador MCA instala el equipamiento necesario para que dentro del avión se cree una picocélula a la que los teléfonos de los usuarios pueden conectarse. Todo este tráfico se enruta vía satélite hacia las redes terrestres, donde las llamadas se gestionan ya de una manera convencional. Para evitar problemas de confluencia de redes y trasvase incorrecto de clientes, la picocélula instalada en el avión sólo sería operativa una vez que la aeronave se encuentra unos 3.000 metros por encima del suelo.

Existen una serie de problemas administrativos considerados como flecos por resolver, como por ejemplo la consideración de itinerancia o paso por las distintas redes terrestres correspondientes al país que el avión sobrevuela en cada momento. En principio, y dado que el interior de una aeronave se considera en todo momento territorio del estado al que ésta pertenece, podría considerarse que cualquier móvil no español que tratara de hacer una llamada en una aeronave de bandera española fuera considerado como extranjero a efectos de facturación.

Donde también hay negocio, y sustancial, es en la instalación de estos sistemas en los aviones actuales y en los que se encuentran fabricándose o previstos para ser fabricados en el futuro. No es precisamente sencillo aventurarse a instalar equipos embarcados en aeronaves por la cantidad de regulaciones en materia de seguridad que es necesario seguir y las distintas certificaciones y acreditaciones necesarias para tener la capacidad de fabricar e instalar equipos en vehículos tan sensibles a la seguridad como son los aviones. Por ello, los actuales fabricantes e instaladores de equipos aeronáuticos se apresuran ya a ofrecer su respuesta al mercado.

La cuestión es: y después de la telefonía, ¿qué?. El futuro depara retos importantes como la conexión de datos a Internet, la televisión digital o el servicio Blackberry, que todavía no están mundialmente extendidos en las líneas aéreas pero ya se ha comprobado que son tecnológicamente viables. El mercado aeronáutico es sin duda fuente de negocio en muchos frentes, con la ventaja añadida de que el futuro tecnológico es conocido de antemano, pues siempre se desarrolla antes en el lado terrestre.

Foto de portada: Robert


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