Hace un par de días leía en el consultorio del blog El Comidista, la respuesta de Mikel López Iturriaga a una pregunta y la cuestión me ronda la cabeza desde entonces. Reproduzco:
Siendo como soy una enamorada del lenguaje, de las palabras, llevo tiempo observando que la lista de términos políticamente incorrectos crece como la espuma, hasta tal punto que, en muchas ocasiones, me lleva a la autocensura. Y he de reconocer que me surgen emociones enfrentadas con respecto a este tema. Por un lado me duelen determinadas palabras en según qué contextos y por otro creo que, efectivamente, llevamos la corrección a un extremo que es mas dañino que beneficioso.
Recuerdo, hace ya muchos años, una charla con un amigo en la que comenté que alguien era negro y me afeó el término, recomendándome que en el futuro dijera que esa persona era de color, para que no se sintiera afrentado. El chico negro en cuestión me aseguró tiempo después que lo que sí le hubiese parecido cuanto menos raro es que dijese que era de color.
Casualmente hace unas semanas hojeaba el interesante trabajo de fin de carrera de Gabriel Mendoza Baquero, titulado 'Adjetivos utilizados para referirse al colectivo LGTBI y una aproximación a su uso' . Al margen de otras conclusiones, la que me pareció más importante e inteligente es cómo muchos de los integrantes del citado colectivo han normalizado los términos que habitualmente se han utilizado para insultarles, cómo se han apropiado de ellos, como dice López Iturriaga, para quitarles la carga negativa.
