Revista Educación

Apropiarse de las palabras

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Apropiarse de las palabras

Apropiarse de las palabrasHace un par de días leía en el consultorio del blog El Comidista, la respuesta de Mikel López Iturriaga a una pregunta y la cuestión me ronda la cabeza desde entonces. Reproduzco:

Carmen: Me divierten mucho vuestros artículos, pero creo que un par de veces le he escuchado decir "monguer" refiriéndose a un retrasado o negado para la cocina. Sabed que a los que tenemos amigos o familiares con síndrome de Down esta palabra nos duele. En la lucha por la integración de estas personas que alguien la utilice representa un paso atrás. Por favor, seguro que con vuestra gracia encontráis otra palabra que no ofenda a nadie. Querida Carmen, hace tiempo que no uso ese término en un texto, pero cuando lo hago, desde luego no estoy haciendo referencia a las personas con síndrome de Down. Soy consciente de que en el pasado se les llamaba "mongólicos", pero hace tanto tiempo que esta denominación está en desuso que no sé si queda mucha gente que pueda relacionar "monguer" con Down. Por eso me parece que "monguer" ya es un sinónimo más de "tonto", "lerdo" o "imbécil", y no alude a ningún transtorno genético ni discapacidad real. En cualquier caso, no estoy aquí para herir a nadie, así que me cortaré aún más a la hora de escribirla. Pero también te diré una cosa: por experiencia propia con términos como "maricón" o "marica", la mejor manera de superar el dolor que producen las palabras y quitarles la carga negativa es apropiarse de ellas.

Siendo como soy una enamorada del lenguaje, de las palabras, llevo tiempo observando que la lista de términos políticamente incorrectos crece como la espuma, hasta tal punto que, en muchas ocasiones, me lleva a la autocensura. Y he de reconocer que me surgen emociones enfrentadas con respecto a este tema. Por un lado me duelen determinadas palabras en según qué contextos y por otro creo que, efectivamente, llevamos la corrección a un extremo que es mas dañino que beneficioso.

Recuerdo, hace ya muchos años, una charla con un amigo en la que comenté que alguien era negro y me afeó el término, recomendándome que en el futuro dijera que esa persona era de color, para que no se sintiera afrentado. El chico negro en cuestión me aseguró tiempo después que lo que sí le hubiese parecido cuanto menos raro es que dijese que era de color.

Casualmente hace unas semanas hojeaba el interesante trabajo de fin de carrera de Gabriel Mendoza Baquero, titulado 'Adjetivos utilizados para referirse al colectivo LGTBI y una aproximación a su uso' . Al margen de otras conclusiones, la que me pareció más importante e inteligente es cómo muchos de los integrantes del citado colectivo han normalizado los términos que habitualmente se han utilizado para insultarles, cómo se han apropiado de ellos, como dice López Iturriaga, para quitarles la carga negativa.


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