El estrés
La palabra estrés, en su definición clásica, nos dice que es la respuesta que da el organismo a toda situación que le exige un esfuerzo.
Aunque tiene una gran historia, el término estrés fue tomado de la física –en el que se empleaba para la prueba de resistencia o desgaste de los materiales– e introducido en la medicina por el bioquímico vienés Hans Selye que inició y publicó su investigación de este fenómeno en el año 1936.
Selye también diferenció claramente el estrés positivo o necesario para toda vida, del estrés negativo que agota las fuerzas vitales y puede causar enfermedades psicosomáticas. Sin cierta dosis de estrés no se puede vivir, el estrés positivo o sano tonifica el cuerpo. El negativo es el que consume las fuerzas corporales y causa enfermedad.
He aquí una gran diferencia importantísima que debemos comprender. Y es que traducida al español, la palabra estrés arrastró con el matiz negativo de ‘sobrecarga’, ‘presión excesiva’, ‘esfuerzo’, ‘algo superior a las propias fuerzas’ como lo podemos ver en los diccionarios académicos:
- «Med. Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.» [DRAE]
- «Tensión provocada por situaciones agobiantes y que origina reacciones psicosomáticas» [RAE: Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana, 2005, p. 279]
Pero desde su publicación, Selye identificó claramente ambos tipos de estrés y así los documentó empleando el prefijo griego eu-, que tenemos en muchas voces españolas, como euforia, del griego euphoría que significa ‘fuerza para llevar o soportar algo’. Con este prefijo, el bioquímico austriaco formó el vocablo eu- + stress > eustress o estrés bueno, positivo.
Para el estrés negativo empleó el vocablo distress, o tomado del inglés directamente en el sentido de ‘angustia’, ‘dolor’, ‘pena’, ‘aflicción’, ‘sufrimiento’, ‘agotamiento’, o simplemente compuesto del inglés stress y el prefijo griego dis-, que significa ‘dificultad’ o ‘anomalía’ (de ahí las voces españolas dispepsia, disnea, dislexia).
Entonces, debemos diferenciar correctamente entre los tipos de estrés: bueno o “eustres” (o la respuesta adaptativa que ayuda al individuo a enfrentarse adecuadamente a la tensión) y estrés nocivo o “distress” (que en inglés significa malestar que es una respuesta anormal o patológica).
ESTRÉS
euestrés
diestrés
con el prefijo griego eu- = ‘bueno’, ‘bien’ con el prefijo griego dys- = ‘malo’, ‘mal’
estrés positivo aumenta el rendimiento factor que motivacausa satisfacción
no produce efectos secundarios
estrés negativo carga superior a las propias fuerzas produce desequilibro y conflictocausa agotamiento produce efectos secundarios
un estrés insuficiente se traduce en aburrimiento y falta de estímulos un exceso de estrés disminuye el rendimiento y provoca fatiga
actitud mental positiva actitud mental negativa
el estrés es una reacción conjunta de mente, cerebro y cuerpo en donde la actitud mental es fundamental
Lo cierto es que estamos continuamente captando distintos estímulos tanto de nuestro entorno inmediato como de nuestro propio organismo (cuerpo mente). Muchos de los estímulos los captamos sin que medie nuestra conciencia y otros los percibimos más o menos conscientemente. Percibimos a través de nuestros sentidos: la vista, el oido, el olfato, el gusto, el tacto/sensaciones, y el sistema propioceptor (o el sexto sentido que es nuestro lugar en el espacio/tiempo).
Cuando hablamos de estrés como estímulo, estamos hablando de los ingredientes que van a contribuir a producir una respuesta determinada. Estos estímulos pueden ser internos, como las necesidades físicas de comida, bebida, alguna inflamación, dolor etc. o externos como físicos, medioambientales, o sociales.
Hoy en día se habla de estrés medioambiental como puede ser la luz, los ruidos, los olores, todos los productos químicos a los que estamos expuestos, la temperatura, y como nos afectan los espacios o entorno en que nos movemos. Así mismo podemos hablar de bacterias, virus, sustancias tóxicas, y estímulos físicos o fisiológicos que causan dolor. Todos estos estímulos hacen que nuestro organismo los perciba, más o menos conscientemente y responda de alguna de 3 maneras, combatiéndolos, apartándose o adaptándose, es decir utilizando mecanismos para defenderse, cerrarse/bloquearse, o flexibilizarse.
Respuestas del estrés
Entonces, cuando hablamos de estrés tenemos que hablar de cómo los diferentes estímulos afectan a los distintos sistemas del organismo (cuerpo – mente) porque el organismo es un sistema compuesto de subsistemas, todos interrelacionados entre si y lo que afecta a uno termina afectando a todos los demás. La respuesta de estrés es pues una respuesta global que afecta todo el sistema. También nos afecta psicológicamente, es decir: mentalmente, emocionalmente y corporalmente. Además a la hora de llevar a cabo estas respuestas se están produciendo cambios físicamente tanto bioquímicos, energéticos como fisiológicos. Y al vernos afectados por estos cambios que inciden necesariamente sobre nuestra salud, tanto física como mental, nos hace cuestionar nuestros valores o lo que es importante para nosotros o nuestros propósitos en la vida y también nos afecta espiritualmente.
La tolerancia o “resiliencia” al estrés
No todos reaccionamos de igual forma ante los mismos estímulos. Esto tiene que ver con las diferentes personalidades que pueden tener cada persona, que a su vez están compuestas por diferente genética, temperamento y/o carácter, y mecanismos de defensa y patrones repetitivos de comportamiento. La capacidad de manejar el estrés tiene mucho que ver con nuestras experiencias anteriores.
La “resiliencia” al estrés es tener recursos y habilidades que nos hacen más “resistentes” a los retos que nos presenta la vida. Se refiere a la capacidad de tomar decisiones que nos lleven a buscar soluciones alternativas a aprender a manejar las tensiones de manera que aprendamos de ellas.
Así que no podemos vivir sin estrés, por lo que si logramos aprender sobre sus efectos y controlarlos, podremos tomar una ventaja de oportunidad para aprender algo nuevo, y cada vez que se aprende algo nuevo, estaremos creciendo. Para aprender primero tenemos que pasar por la confusión y esto nos hace buscar el sentirnos mejor, y mientras buscamos podemos aprender a disfrutar de la espera.
Entonces trasforma el estrés en eustrés y no en distrés
El eustres (estrés bueno), en lugar de ser la causa fundamental para el malestar o la angustia emocional, motiva a la gente a seguir adelante y disfrutar de las acciones y eventos que requieren un cierto esfuerzo, pero en última instancia, proporcionar una gran satisfacción.
De igual forma que el disestrés (estrés perjudicial) representa muchas situaciones estresantes que pueden conducir al desarrollo de la depresión, la ansiedad y apatía, el eustrés promueve el bienestar físico y emocional. El ejercicio físico es un excelente ejemplo de este tipo de estrés bueno. La acción de la práctica de actividad física planificada, como caminar, correr o hacer ejercicio en un gimnasio pone cierto grado de estrés en el cuerpo. Sin embargo, en última instancia, permite que la tensión que los músculos se desarrollan y el corazón y los pulmones para fortalecerlo. Al mismo tiempo, el esfuerzo del ejercicio provoca la liberación de endorfinas que ayudan a elevar el estado de ánimo y proteger a las personas de la depresión.
Hay otros ejemplos de eustrés que muchas personas encuentran a lo largo de sus vidas. Todos ellos en última instancia, proporcionar un cierto grado de felicidad y bienestar. Se graduó de la escuela o la universidad, el nacimiento de los niños, y el éxito laboral, son eventos que vienen con una cierta cantidad de estrés, pero en última instancia, proporcionar emociones positivas que ayudan a la gente a encontrar el significado y valor en la vida.
Por último deseo señalar que eustrés no se refiere a la satisfacción que se logra sin esfuerzo. Los estudiantes deben estudiar y completar con éxito sus estudios con el fin de obtener un título. Pasar por un embarazo de nueve meses es necesario abordar una amplia gama de problemas físicos y emocionales antes que una madre conozca la alegría de tener a su hijo en sus brazos. Entrar en su mejor condición física requiere un compromiso con el ejercicio regular que desafía los límites del cuerpo y la mente si el individuo es el experimentar la alegría de un cuerpo saludable.
Los efectos de eustrés son muchos, y van desde corta duración a los beneficios a largo plazo. A corto plazo, el eustrés proporciona la motivación para seguir adelante con nuestras metas, a pesar de que puede ser exigente. A largo plazo, el buen estrés ayuda a promover el equilibrio emocional, la confianza, el sentimiento de ser deseado y necesitado, y una sensación general de estar en armonía con el resto del mundo. Todos estos beneficios positivos nos ayudan, sin lugar a duda, a vivir con un verdadero propósito.
Fórmula antiestres: primero no procuparse por las cosas pequeñas y segundo recordar que casi todas las cosas en esta vida son pequeñas. Adam J. Jackson
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