Cómo pasa el tiempo. Ya estamos en pleno verano. Hace nada estábamos celebrando Año Nuevo y mira, ya estamos tumbados en la playa.
El tiempo es un concepto relativo. A mayor edad más percepción de rapidez. Cada año que pasamos representa un menor porcentaje en el total de nuestra experiencia vital. Cada año es más pequeño.
Hay quien dice que nos pasa más rápido por el establecimiento de la rutina. A más edad, más cosas vividas y menos cosas nuevas, «menos sorpresas», más percepción de rapidez.
Otros argumentan este paso veloz del tiempo citando la sobrecarga de trabajo. Intentamos que los días se terminen pronto, para que «duela poco». No tenemos tiempo para parar, para memorizar cada momento, por lo que, sin recuerdos, se crea un «espacio hueco», lo que causa la sensación que vamos saltando rápidamente entre las semanas.
Sea cual sea la causa, efectivamente la sensación, cuando miramos atrás, es que pasa muy rápido. Y más allá de lo inevitable, que es hacerse mayor, parece que algo está en nuestra área de influencia para minorar esta sensación.
Personalmente, creo que la sensación que nos preocupa, no es tanto que el tiempo pase rápido, como que sintamos que no lo «estamos llenando». Muchos momentos, en nuestro día a día, sentimos que el tiempo ha pasado rápido, pero nos sentimos bien con ello, porqué estamos convencidos que lo hemos aprovechado.
Cambiar, ir un poco más allá de la rutina. Prestar atención a nuestra vida. Sentir lo que hacemos. Valorar lo que conseguimos. Se trata de esto.
Bien, pues nada, voy a aplicarlo estas próximas, y deseadas, vacaciones. A ver si consigo que se me hagan muuuuuuy largas. Ya os contaré a la vuelta. Nos vemos en septiembre!
Photo by Gonard Fluit on Unsplash