Revista Cine
Director: Srdan Golubović
Creo que lo que más tiene este blog es comentarios sobre operas primas, lo cual no es algo que haya sido planeado. De verdad. O puede que un poco, dado que a donde primero me dirijo cuando llega a mis oídos u ojos el nombre de un director es a su primera película, o la más temprana posible en su filmografía. Si el tipo o tipa se hizo conocido por su tercera película, necesito ver su debut, y acá llego para comentarlo. Sumada a la película de esta entrada, tengo otras operas primas, y por ende directores nuevos, que agregar en los días venideros a los archivos de este blog, haciendo que la etiqueta para los primeros trabajos siga creciendo y engordando más y más. Siempre es bueno descubrir los orígenes de las cosas, de las personas. "Apsolutnih sto", traducida como Tiro al blanco en español y Absolute 100 en inglés, proveniente de la desaparecida y de breve existencia Serbia y Montenegro, es la obra debut de un director que muestra especial interés en el drama humano trastocado por la violencia y el desconsuelo, y que ya con esta película demuestra que sabe moverse bien en ambos terrenos, o, mejor aún, en la fusión de ambos.
Saša es un joven campeón olímpico de tiro al blanco que practica arduamente para un campeonato que se avecina, pero cuyo lugar de práctica es comprado por un mafioso. Igor, hermano mayor de Saša, ex-campeón olímpico de la misma disciplina y actual drogadicto, se mete en problemas con personas de dudosa reputación. Por desgracia, los líos de ambos terminan fundiéndose y derivando en un único gran problema.
Es inevitable, pero en lo absoluto cuestionable. Simplemente es algo que no se puede eludir, que no se puede obviar: se encuentra en el interior de cada persona que haya vivido de cerca o de lejos todo el proceso en el que la ex-república Yugoslava se disolvió. No sólo fronteras territoriales alteraban la vida de quienes intentan sobrevivir en tan convulso escenario, también aquellas delimitadas en sentido figurado: la idea de pertenencia e identidad. En "Apsolutnih Sto" las guerras yugoslavas no son el eje central ni tampoco el motor narrativo, pero están ahí, pues es el pasado indeleble que todos los personajes comparten: por ejemplo, Igor fue a combatir a la guerra, y está claro que luego de esa experiencia no volvió siendo el mismo campeón olímpico. ¿Cómo volver siendo el mismo si su talento, aquel nacido de la pasión por el deporte, se vio pervertido hacia el asesinato sistemático? Eso deja marcas, y de eso hay bastante en la película: en el rostro y ojos de Igor, en los grises, monótonos y numerosos edificios de apartamentos en los que se aglutinan cientos de personas, en la mirada que Saša le dedica a su hermano, o a su jefe, o los matones de medio pelo, y en la cruel atmósfera de abandono que se cierne sobre la vida de todos quienes deambulan por las sucias calles de la ciudad. En el dolor que no se va, que se queda haciendo nido, no sólo en los individuos sino en la sociedad, acostumbrada a ver lugares atestados de criminales, dueños de la tierra y el aire, sin poder hacer nada al respecto. Mucha rabia, mucha tristeza, mucha injusticia. El deseo, ese de ser libre y no estar amarrado a una figura más poderosa y autoritaria, es palpable y se vislumbra en cada fotograma de la película: ese es el motor narrativo principal, la herida subyacente que consume y que con alevosía hace proliferar los líos posteriores. Es lo inhumano del conflicto tocando la fibra sensible de estos seres abandonados.
El director logra captar ese sentimiento e introducirlo coherentemente en una historia criminal sobre venganzas y redenciones. El drama humano confluye a la perfección con el elemento mafioso: no estar en el bolsillo de esas ratas bien vestidas que amenazan con destruir la familia. Sumado a esto, el director tiene la certeza de ir articulando la trama de esa forma, acumulando pequeños o grandes problemas que pasado determinado punto ya no son posibles de contener, resultando en pocos pero potentes actos de violencia que de antojadizos no tienen nada; más bien, son un "ya no puedo más", que por otra parte hayan completa comprensión en el espectador. Srdan Golubović va construyendo un asfixiante y angustiante callejón sin salida que cada vez se vuelve más y más estrecho, y por lo mismo más y más tenso. La construcción dramática que despliega es realmente notable y poderosa, pues construye estados que devienen en acontecimientos y no al revés: no es pérfida manipulación de sentimientos, más bien honesta, natural y humana, generación de éstos. Y prueba de ello es que lo mejor de la película son aquellos momentos en los que Saša habla con su hermano Igor, momentos de los cuales exuda el dolor que gotea de esa herida abierta que les decía. Las escenas de acción, las de violencia, también están muy bien resueltas, no lo niego, tienen mucha tensión y frenetismo -sin usar efectismos, qué mejor-, pero no se roban la película pues el director sabe en dónde se encuentra lo verdaderamente importante, que es el drama humano y familiar, lo que de paso demuestra una mirada precisa y certera de su parte.
Sí señor, "Apsolutnih sto" es una película excelentemente planteada, ejecutada y resuelta, sin nunca volverse cansina -los acontecimientos se engarzan con una fluidez tan notable como el resto de elementos vistos-, irse por las ramas, o caer y perderse en el vacío argumental y conceptual. El director tiene un sólido pulso narrativo, y una mano firme y segura. El tipo sabe lo que hace, no tiene dudas.
Quiero mencionar rápidamente las actuaciones, primero que todo señalando que a nivel general están bastante bien, con un joven protagonista que aunque puede no ser un prodigio de la actuación, interpreta convincentemente a un personaje que quiere pero no puede -no le permiten- cortar la cuerda que lo mantiene amarrado. En todo caso, quien más me interesa es el sujeto que interpreta a Igor, que me deja sensaciones encontradas: para empezar, y no es que sea importante, el hombre es el protagonista de "A serbian film", en la cual actúa muy bien, si me preguntan; segundo, en esta "Apsolutnih sto", el hombre lo hace a medias, mezclando dos estilos muy diferentes, el primero malo y el segundo bueno: a ratos su visión de una actuación convincente consiste en tener la boca muy pero muy abierta -y, quizás me acusen de quisquilloso, se nota que se esfuerza por abrirla y mantenerla de esa forma-, mientras que en otros momentos hace gala de una contención admirable, capaz de expresar en una mirada o un silencio el dolor que emana de su herida abierta. Prefiero terminar por apreciar su actuación en vez de denostarla, pero hay que decir que a grandes rasgos no lo hace muy bien, pues se pasa la mayor parte del tiempo con la boca abierta en vez de actuar de verdad. Sentimientos encontrados, pero brevemente explicados.
En fin, "Absolutnih sto" es una película excelente, cuya trama descansa en emociones expresadas con total honestidad y valor narrativo/estético. Una película equilibrada, redonda, totalmente recomendable. Me recuerda un poco a las operas primas de James Gray y Lee Chang-dong, "Litle Odessa" y "Green Fish", respectivamente. Éstas igual tienen tramas criminales que nacen de una emoción, un deseo trastocado por la violencia.
Este Srdan Golubović me ha dejado muy interesado y enganchado con miras a sus dos siguientes largometrajes. A por ellos... más adelante.