Revista Literatura
Palomas incontrolables levantan mi falda
preñando mi mundo asombrado,
te mire directo a los ojos
cansado sobre tu hombro,
se inclino mi oscuro pasado.
Las mentiras se zambullen y hacen olas
en el fango hay rostros imprevistos,
desciende la cordura
limpiando la memoria,
la tormenta se guarda para la tarde.
Me voy orillando el cauce
tengo los labios encendidos
y sobre la arena susurro tu nombre,
canto como un rio
a corazón abierto...
Intransigente mi aliento
convalece de su urgencia
mi corazón desviste de memoria
el vicio de mi carne sola.
Imagino que te ofrecerás de nuevo.
Apuesto otro dia a la aurora
que se enamora de mi soledad,
hojarascas de otoño pestañean y caen sin piedad,
hago reverencias al frio invierno
quiero cerrar el torbellino a mis espaldas para que no murmure.