La respuesta de la izquierda abertzale al tiroteo registrado el pasado sábado en Francia, calificándolo como “inaceptable” y exigiendo a ETA que que hechos como éste no se repitan, pone de manifiesto, por un lado, la sinceridad y el compromiso de Sortu con las vías exclusivamente pacíficas s y democráticas, y, por otro, el absurdo jurídico y la sinrazón política de quienes persisten en su apuesta por la ilegalización. La consecución de la paz tiene en este momento dos amenazas serias. La primera, la propia ETA, dividida entre quienes han dado ya por amortizada la violencia y quienes aún piensan que pueden dar réditos. La segunda, quienes desde despachos en tribunales, ministerios o formaciones políticas reivindican el inmovilismo, ante el temor que sienten a un proceso de diálogo en el que la voluntad de la ciudadanía pueda no coincidir con la suya.