Revista Cultura y Ocio
Mis padres tienen el plus. Durante la visita navideña navego por los canales y caigo en Fashion Tv. Contemplo el backstage de diversos desfiles, entrevistas a profesionales del sector -diseñadores/as, modelos...-, reportajes sobre la elaboración de los últimos números de las revistas de referencia... Y entonces, de repente, uno se queda prendido de esas imágenes impactantes, admirado de la creatividad que ha exigido su elaboración, y de la admirable conjunción de elementos tan distintos: la luz y el color del paisaje, el atrezzo al servicio de una fantasía, el vestuario y el maquillaje de la modelo... No se limitan a "vender" ropa, sino que nos cuentan una historia de la manera más hermosa imaginable, fotografían nuestro presente y al mismo tiempo nos hablan del pasado y adelantan -los creadores más talentosos-, el futuro. La moda es una de las expresiones culturales más apasionantes, divertidas y vivaces del mundo contemporáneo. Y es de lamentar la mirada absurda, estrecha y paleta de algunas ideologías que continúan considerándola un vicio burgués. Cualquiera de estos días grises que nos esperan en 2013, un hombre o una mujer podrán sentirse dignos antes de salir a la calle en el mero gesto de felicidad procedente de una buena elección de vestuario; y de vuelta al hogar, o el fin de semana, se regalarán unos minutos de entretenimiento ojeando percheros, aun sin posibilidad de comprarse nada, o quizá sí, dando satisfacción entonces a meses de ahorro; y a lo largo de la semana habrá también momentos de café o espera en los que la compañía de una revista de moda espantará los fantasmas de la actualidad, tan llenos de palabras -recesión, deuda, hipoteca, quiebra, recorte...- con las que nos han obligado a sustituir las que de veras importan -amor, amistad, sonrisa, música, libro, arte...-. En tiempos en que la economía especulativa nos ha destruido deberíamos aprender a valorar el trabajo de sectores creativos y eficazmente productivos, como el de la moda, que además de generar riqueza y empleo dejan tras de sí un poso de belleza y una notable afirmación de nuestra potencialidad. Basta contemplar los millares de urbanizaciones vacías que recorren nuestro país para darnos cuenta de que nos hemos estado dedicando a la tarea equivocada, dirigidos por personas equivocadas y convertidos en grotescos personajes erróneos. No habiendo nada más que perder, podríamos plantearnos rectificar y empezar a entender que la cultura es el futuro. Ahí están las iniciativas, cada vez más frecuentes, de nuevos negocios relacionados con la creatividad, la producción artesana, la ecología... Claro que requieren formación, exigen trabajo sostenido, no te hacen rico en cinco días ni permiten con tanta facilidad practicar la corrupción y el fraude. Vamos, que muchos preferirán soñar con que volverá "lo de antes". Afortunadamente la realidad no les dejará decidir.