Tras el fiasco, creativo aunque no comercial, que supuso la primera parte, parece que han aprendido la lección y como mínimo, esta secuela no cae en el ridículo. Eso sí, resulta igual de vacía e intrascendente como la anterior, siendo una película de acción del montón con efectos especiales, que en ocasiones, hasta hacen daño a la vista. Que los personajes sean planos es algo que en el género de superhéroes ya no nos sorprende, pero al menos la química que desprende su fraternal pareja protagonista hace que el nivel de diversión, a base de "gracietas" y puyas, no decaiga en demasía. Así se despide el anteriormente conocido como Universo Cinematográfico DC, para dejar paso a una nueva era que difícilmente, será peor que la vieja.