Hoy es 11 de marzo, otra vez. Recuerdo el horror de aquel día. Las noticias que desgranaban víctimas y búsquedas. Las reacciones, a veces aturdidas, de tanta gente que quería ayudar, el estupor ante una violencia tan absurda, tantas vidas segadas, tanto dolor infligido por tanto tiempo.Y después la sensación de que los asesinos se salieron con la suya. Querían hacer daño a una sociedad y a su gobierno y lo consiguieron. Abrieron heridas que no se han cerrado. Medios y políticos exhibieron una amplia gama de falacias y deslealtades, buscaron su beneficio y usaron la sangre de los muertos y heridos para culpar a los otros. A unos les salió bien tanta indignidad. Durante mucho tiempo sentí repugnancia de pertenecer a la misma sociedad que ellos, nada que ver con la reacción que hubo en otros países en casos similares. Lo más terrible tuvimos que aprenderlo (quien quiso hacerlo) a costa del sufrimiento de inocentes. Todavía estamos pagando las consecuencias.Dios quiera que las víctimas descansen en paz y sus familias encuentren consuelo.Ojalá aprendamos algo de todo esto que nos ayude a ser mejores, aún está por ver.
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Actualización: Cristina Losada lo glosa bastante bien para mi punto de vista.