Lo han vuelto a hacer. Mear fuera del tiesto.
Los obispos compiten entre sí en protagonismo mediático, de lo contrario no entiendo esta metástasis de lengua que parece afectar al colectivo de la saya. La estupidez tiene mejor zancada que la discreción y por eso llega antes a los titulares. No les vale a los prelados zambullirse en braguetas de inocentes criaturas (a las que hacen culpables) y entran a saco, también, en asuntos de política y sociedad contaminando todo con la desagradable halitosis de sus declaraciones.
El obispo de Córdoba, un tal Demetrio, debería apodarse “Demetrio y medio” si nos atenemos al tamaño de su boca. El tamaño no lo es todo, cuanto más grande, más inútil, con frecuencia. A Demetrio se le fue la mano y La Neurona (no creo que tenga muchas más) en su carta semanal. “Todo hijo tiene derecho a nacer de ese abrazo amoroso, que no puede sustituirse nunca por la pipeta (fecundación in vitro)…derecho a proceder de una relación de amor entre sus padres, y nunca como fruto de un aquelarre químico de laboratorio”. Digo que también deberían haber tenido ese derecho todos los bastardos concebidos por el abrazo amoroso (aquelarre sádico) de la iglesia dado por la jerarquía al completo de ese divino ejército del amor de Dios, que por lo visto aquí en la tierra no paró de descansar desde el séptimo día. Ídem de los hijos de las millones de mujeres violadas en miles de guerras provocadas por el aquelarre del capital salvaje, cuyos intereses poco coinciden con los del amor como no sea los del amor al dinero. “El hijo es un DON”, pero en estos escenarios solo se engendran DON nadies.
“Cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa”. Varón Dandy, “vuelve el hombre” (en blanco y negro). “Aporta particularmente la cobertura, la protección y la seguridad…es signo de fortaleza y representa la autoridad que ayuda a crecer”…las estadísticas de violencia machista. Muy varón y mucho varón, que diría Rajoy, el rey de la simple simplificación. La mujer, en cambio, “tiene una aportación específica, da calor al hogar, acogida, ternura. El genio femenino enriquece grandemente la familia…cuanto más mujer y más femenina sea, mejor para todos en la casa”. Muy femenina y mucho femenina, en palabras del simple varón.
Y lo suelta el mitrado en fechas tan señaladas como estas en las que nació el niño Jesús. Si despejamos de la ecuación (desarrollada entre paréntesis vaginales) el pene de San José y la minga del palomo (con esto es que no puedo, Señor) me salen unos cuernos celestiales o un aquelarre químico “demetrio y medio”, léase fecundación in vitro de la época. El misterio no lo ha resuelto ni Iker Jiménez en once temporadas de Cuarto Milenio, que ya es decir.
En el otro lado de la cancha ¡el obispo de San Sebastián!, otro peso pesado, pesadísimo. José Ignacio Munilla, alias “Declarator”, no hay Dios que acabe con él. Ha dicho sobre el 20D que “estos resultados reflejan una profunda crisis y son el retrato de una sociedad enferma, pero siempre existe una oportunidad para regenerarse y esa oportunidad se llama bien común”. El bien común es, por supuesto, que PP, PSOE y Ciudadanos se pongan de acuerdo. “No salen las cuentas ni por un lado ni por otro, se ve una situación ingobernable”. Hay diez formaciones políticas que excluye indirectamente porque deben ser de un aquelarre manifiesto, una malformación democrática. Que haya 7.215.530 personas que votan una organización criminal no le parece enfermo ¡Manda carallo, Pepe!
Dios mío, deja la siesta de una puta vez y dale al bien común.