A mediados de los años 90 tuvieron lugar en mi vida; el descubrimiento de grandes mitos de la historia de la Danza y el teatro, en mis noches interminables de lectura. Una de mis adoradas diosas de la danza que hallé entre mis lecturas fue Isadora Duncan a través de su biografía "Mi vida" que tanto me marcó. Es una lectura deliciosa, por tratarse de una persona tan encantadora y a la par con tanta personalidad.
Isadora fue una gran luchadora, feminista, pionera de la Danza moderna además de caracterizarse por su rebeldía y lucha por querer cambiar lo establecido y rígido por lo que hoy llamamos Danza Creativa, Moderna, Contemporánea.
Ella al igual que yo detestaba la idea de la Danza rígida en puntas, y por el contrario en sus coreografías danzaba elevándose en media punta y en plazas públicas, en calles y lugares alternativos llevó su danza a todos los públicos reivindicando la libertad de la mujer.
Aquel libro como he contado dejó una huella imborrable en mi y bueno pues con aquel afán de superación profesional y mi deseo de investigación en la danza, surgió la idea de danzar en la calle y...Allá que me fui a descubrir algo nuevo que no se enseña en las escuelas de danza. La improvisación de danza al aire libre.
Empecé a bailar dejándome llevar por las emociones que me suscitaban aquellas canciones de la que denominaron new age y cuando me quise dar cuenta aquella esquina de aquel casi rincón de la calle se llenó de tantas personas que no habría ni imaginado. Las monedas caían a mis pies...Yo no pedía dinero, pero las monedas se enredaban entre mis piernas y caían de todos lados y de todos los paises europeos (España aun no era de la Comunidad Europea pero casi), finalmente tuve que usar un gran abanico que usaba para bailar en ese momento como cesto donde el público podía poner aquellas monedas e incluso mas de un billete de bastante valor.
Una experiencia única y que tan solo hace unos días recordé cuando Armando y yo salíamos a hacer globos de modelar figuras para los niños en plena calle al aire libre. Como ha cambiado todo...
Excepto la ilusión que llevo allá donde voy.