Revista Cultura y Ocio

Aquí está 'En las encías', el robusto regreso de Marea peleando en el ring de la vida junto a Poli Díaz

Por David Gallardo @mercadeopop
Aquí está 'En las encías', el robusto regreso de Marea peleando en el ring de la vida junto a Poli Díaz
Los ocho años de silencio discográfico de Marea llegan a su fin. El grupo navarro lanzará el próximo 12 de abril su nuevo álbum de estudio, titulado El Azogue, que será publicado por Warner Music.

Pero antes, este miércoles 6 de marzo está ya disponible el robusto primer single, En las encías, con el que el grupo navarro da el pistoletazo de salida para esta nueva etapa.

En un tono pugilístico de pelea contra la vida, el correspondiente videoclip está protagonizado nada más y nada menos que por el campeón de boxeo vallecano Poli Díaz.


"Vuelve El Potro de Vallecas. Vuelven los bandoleros de Berriozar. Atentos", anunciaba la semana pasada el grupo en un comunicado en redes sociales.

Marea, formación de Berriozar, está integrada por Kutxi Romero a la voz, David Díaz 'Kolibrí' y César Ramallo a las guitarras, Edu Beaumont 'Piñas' al bajo y Alén Ayerdi a la batería.

Letra de En las encías

Seré como una faca en la garganta

de un amor interrumpido.
Mi voz es un pulmón tan renegrido
como el agua de fregar.
Me suena, en las encías, el destino,
como una seguiriya con bozal.
–Eduardo, llévame a Cantocochino,
que no quiero ver el mar.

Seré un trozo de luna

podrido y resiliente;
el dueño silencioso
de una lengua candente.
Seré el cuerpo presente
que se metió el futuro en el calzón.

Que el aire en la avenida,

por siempre emputecido,
me traiga, en las alforjas,
lo que pudo haber sido.
Que el barro desabrido
se coma, en Berriozar, el corazón
que quede de mí.

Me estampo contra el raudo calendario

a la espera de otra nube;
no salen ni las cuentas del rosario,
si me da por no morir.
La tromba llegará hasta la rodilla,
la tarde que me empieces a llorar;
cuidado con Peter Pan, mi Campanilla,
no lo tengas que velar.

Seré la fosa errante

de un verso maloliente
que no encontró el sentido
a no querer quererte;
que se bebió los ríos,
y fue a desembocar en tu rincón.

Quizá, el poema en celo

que se jugó los dientes,
te muerda como nunca,
ladrando como siempre,
y vuelva del hastío,
quemando su navío en el sillón.

Seré la desvergüenza de un tal Judas,

que treinta veces te niegue –y luego más–;
que se ha metido una vela tan cruda
que no la puede tragar.
Buscaba en las alturas pala y pico;
buscaba la ballena de Jonás.
Me fui a desenterrar a Federico
para nunca regresar.

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