Revista Arquitectura
En medio de la dura Siberia, en el corazón de Rusia, encontramos la ciudad de Norilsk, una localidad de 230 mil habitantes que ha de sopotar la atmósfera más contaminada que el ser humano ha sido capaz de crear.
La ciudad tiene su origen en los Gulags Stalinianos, en los que se instalaron presos políticos que extraían níquel del mayor yacimiento del mundo. Esta industrialización ha supuesto la única fuente de riqueza de la población, que sin ningún freno a las emisiones de gases nocivos, han convertido el aire de Norilsk en lo más parecido al infierno en la tierra.
Algunos datos reales que muestran ha que punto llega el problema, es que la esperanza de vida es de tan solo 46 años, o que no exista ningún árbol a 48 km a la redonda, ya que la lluvia ácida actúa de veneno y hace que la nieve sea negra antes de caer al suelo.