Aida Acero Marquina
Decían los griegos que el destino era ineludible, y que éste estaba escrito desde el momento en que se nacía. Eran las moiras quienes cortaban el hilo de la vida de los humanos decidiendo así la longevidad del mortal. Sin embargo se dice que a un hombre se le permitió escoger su destino; el cual debería elegir entre una larga y aburrida vida en el anonimato, o una existencia corta pero activa cuya recompensa serían fama y renombre a lo largo de los siglos venideros.
Él escogió la segunda opción y así fue como han llegado hasta nuestros días sus hazañas en el campo de batalla. Aquiles, ”el de los pies ligeros”, héroe legendario de la guerra de Troya partió a la batalla sabiendo que podría ser su tumba, pero sin comprender aún que no sería su espada la que decidiera el curso de la guerra, si no sus pasiones. Pasiones que le llevaron a amar tanto a mujeres como hombres, convirtiéndole en un guerrero insaciable, y un amante incansable.
No le era gratuito este carácter pues era hijo de una de las nereidas. Ellas eran ninfas del mar, hijas del “anciano dios de los mares”, Nereo, y de la oceánide Doris.
Tetis en un principio fue cortejada por Zeus y Poseidón, hasta que una profecía dijo que el hijo de “La de los pies de plata” sería mayor en gloria que su padre, por lo que los dioses enviaron a Iris -mensajera como Hermes- a buscarle un marido mortal. Él sería Peleo Rey de los mirmidones, (la historia del cortejo merece un capítulo aparte). A pesar de sentirse rebajada con este matrimonio mortal, Tetis siempre veló por su hijo, e hizo todo lo posible por protegerlo y mantenerlo alejado del destino que le aguardaba. Incluido un improvisado programa de protección de testigos de la época.
(Otras historias dicen que en realidad Aquiles fue fruto de un momento incestuoso que Zeus tuvo con Tetis, pero que éste al oír la profecía cambió los huevos de cesta)
Tetis, conocedora de los augurios, intentó imbuir a su hijo de poderes sobrehumanos. Para ello una versión dice que le sumergió en la laguna Estigia, sujetándole por el talón –de ahí la conocida debilidad del Talón de Aquiles– para que no se le llevaran las aguas. Otra, que en realidad Tetis había asfixiado a los hijos engendrados con Peleo intentando despojarles de sus rasgos mortales, de los cuales Aquiles era el séptimo. Peleo sospechando las prácticas de su esposa, la descubrió ungiéndolo en ambrosía poniendo al niño al fuego para quemar su mortalidad después. Al sorprenderla, la sobresaltó y Tetis se fue como un soplo del lugar. El talón quedó carbonizado con la acción y el centauro Quirón lo sustituyó por la taba del Gigante Dámiso, conocido por su velocidad en carrera, de ahí que Aquiles se ganara el sobrenombre.
A Quirón le encomendó Peleo la instrucción de su hijo, pues él mismo había sido en su tiempo discípulo del centauro. Se dice que entonces Quirón crió a Aquiles en el monte Pelión alimentándole con los jabalíes más fieros, médula de oso y entrañas de león para aumentar su coraje. Bajo su tutela aprendió el arte de la guerra y de la elocuencia. También el canto de la mano de la musa Calíope, además de la curación. Durante esta época compartió la instrucción con Patroclo, quien acabaría siendo compañero de batalla, y de alcoba. Y causante de su muerte a raíz de una de las mayores cóleras jamás desatadas.
Cuando estalló la guerra de Troya, los oráculos predijeron que ésta no sería ganada si los aqueos no contaban con la participación de Aquiles. Tetis preocupada lo escondió en la corte de Licomedes travistiéndolo con la esperanza de que haciéndole pasar por mujer, los griegos no lo encontrarían y le mantendría alejado de la contienda. Durante su estancia en ese lugar nuestro héroe vivió bajo la apariencia de una mujer más con el nombre de Pirra, (la rubia) debido a sus cabellos dorados. Sin embargo, el travestismo no le supuso ningún impedimento para seducir a una de las hijas del rey, Deidamía, con quien tuvo a su hijo Neoptolemo.
Sin embargo, como hemos adelantado no sería Deidamía el amor de su vida.
Ulises sabedor de la importancia de Aquiles para el destino de la batalla, se infiltró en la corte como mercader de baratijas para mujeres. Entre las baratijas había armas, y Aquiles al verlas no pudo contener su espíritu guerrero descubriéndose al instante. También se dice que Ulises simuló un ataque en la corte y que Aquiles respondió raudo a la llamada de las armas. (O que le pillaron en un momento ”tierno” con Deidamía)
Sea como fuere acabó embarcado junto con sus mirmidones y Patroclo rumbo a Troya para encontrarse con su destino.
No corresponde esta vez contar el resto de sus amores y sus victorias en batalla, los cuales estuvieron estrechamente relacionados, ya que en el caso de Aquiles no consiste en presentar hechos aislados acerca de su persona, sino más bien hacer una composición de cómo resultaba la vida para alguien en aquel entonces, que si bien podríamos llamarle bisexual, era pasional por encima de todo lo demás.
Aida Acero Marquina
*'El Rapto de Ganímedes' Referentes LGTB en la mitología clásica I
*'Safo de Lesbos: Madre, maestra y amante lesbiana' Referentes LGTB en la mitología clásica II
*'Apolo y Jacinto' Referentes LGTB en la mitología clásica III
*'Tiresias, transexual y profeta por capricho divino' Referentes LGTB en la mitología clásica IV