Si debemos describirlo físicamente, podemos decir que era el típico centre half de mediados del siglo XX, morrudo y de 1,70 m de altura. Pero lo que destacó a Ricardo Pacífico Ramírez se lo puede resumir en el apodo que portaba: el Mariscal.
Inteligente y laborioso, dominaba el juego como no lo hizo ningún otro 5 en la historia sabalera, dueño de una gran técnica, hacía girar el equipo a su ritmo. Le gustaba parar la pelota con el pecho y distribuir el juego, pero si había una característica que lo hacía dueño de la ovación sabalera era la de no escatimar esfuerzo si el partido se ponía áspero, dejaba en claro que no sólo sabía jugar.
Había nacido en Rosario el 10 de Mayo de 1925 y allí dio sus primeros pasos como futbolista. Llegó a debutar en Rosario Central en 1946 jugando en la primera división del fútbol nacional, pero solamente disputó 7 partidos.
Con la afiliación de Colón a la AFA en 1948 y la buena relación existente del entonces presidente sabalero Francisico Ghiano con el club “Canalla”, el “Mariscal” halló su lugar en mundo.
Fue, hasta 1956, el dueño absoluto del mediocampo Rojinegro: jugó 189 partidos y marcó 3 goles; y si a esta gesta deportiva le faltaba una demostración más del amor hacia la presea sangre y luto, vale destacar que los diarios de la época reflejaban el interés de River Plate por contratarlo, y la negativa del Mariscal a dejar el Barrio Centenario.
El 24 de Marzo de 2012 a los 86 años de edad Ricardo Pacífico Ramírez jugó su último partido en la tierra, para pasar a formar parte de las glorias eternas de Colón.