"Hacemos jaulas a partir de nuestras estructuras. Queremos que nuestros edificios tengan entramados, pero debido a la pulsión cartesiana compartimentamos el espacio según estrictas líneas horizontales y verticales. Nuestros proyectos reinventan las topografías de los esqueletos rígidos.
Es la hipótesis, limitada por ángulos rectos, de un orden entendido como una delineación rigurosa en el interior del edificio en cuanto objeto. De esta manera, el límite exterior queda fijado, y entonces comienza un proceso de subdivisiones exactas a base de mallas y submallas; una disminución del espacio en fijaciones regulares y repetitivas. Dentro de la rigidez, nada se mueve. Igual que los soldados de una parada militar, todo tiene la longitud de un brazo, mientras que la formación de todo el regimiento tiene más importancia que el impulso individual. La formalidad se da por supuesta. y el concepto regimental del orden es aceptado como estado de las cosas. La imaginación queda inmovilizada y ponemos trampas al movimiento.
En la perfección estática del cubo modernista, con su gama minimalista de cristal y transparencia, nos aproximamos al vacío del contenedor. La estructura no parece dar ninguna respuesta, sino que más bien se queda muda. En las elaboraciones high-tech, sólo se puede advertir la prolongación de una tradición mecanicista: mástiles de acero y cables, la estructura entendida como una máquina. En cuanto al espacio y la configuración, la inspiración parece haber dado paso a una tecnología omnipotente.
Ahora bien, esta tierra yerma artificial ¿es una geometría o hay algún tipo de animación que permita introducir alguna intervención en su potencial como conjetura, y no como terreno predestinado? Si en esta geometría hay vida, quizá habría que Ir más allá con más cuidado, aprovechar más la intuición Y el instinto que la hipótesis de un espacio neutralizado, capaz únicamente de contener.
En los ritmos Irregulares y en la diversidad que vemos a nuestro alrededor, la realidad es muy compleja: es muy rica en complicaciones. Por tanto, ¿por qué no observar las características que "siembra" esta complejidad y establecer los puntos de partida de una lógica interna que nos lleve más allá de las ideas de conjunto y de coherencia? Tradicionalmente, A se relaciona con B, y B se relaciona con C, en una serie de conexiones jerárquicas formalmente lógicas. En cambio, es posible que la idea de pasar de A a B, volver a A, volver de nuevo a B, construya algún tipo de enlace retroactivo? ¿Por qué no pensar la estructura como una huella, como un episodio, como un staccato o una puntuación? Entonces, como catalizador, sugiritía la idea del local: la yuxtaposición se convertiría en ritmo; las entidades híbridas serían consideradas como naturales y positivas, y no como piezas aisladas, como irregularidades o como excepciones. De esta manera entramos en un dominio general de superposiciones en el que lo que es específico del lugar, en un instante determinado o desde un punto de vista particular, puede convertirse en orden. Entonces surgen las ambigüedades y la interpretación es la única manera de avanzar.
No puede haber una única lectura de un edificio de este tipo."
Cecil Balmond (extracto 1). La Nueva Estructura y lo Informal
Revista Quaderns nº 222: Espirales, 1999
Imágenes: Cubierta de la Estación de Chemnitz (proyecto que acompañaba la edición dle artículo) y un trabajo de Alyssa Bearoff, tomada de la web
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky