”…Durante la era Victoriana se desarrollaron nuevas técnicas con demasiada rapidez para ser asimiladas por la arquitectura pura, se plantearon nuevos problemas y ya no se podían obtener soluciones aplicando las reglas de la arquitectura pura, por ejemplo, para construir una estación de ferrocarril o una exposición universal. La solución a estos problemas (por entonces) descabellados dependía claramente de ver el edificio que se requería como una parte del ecosistema de una sociedad humana. Está claro que los problemas se resolvieron y que las técnicas novedosas lograron aplicarse a tal efecto (Temple Meads, la Tropical House en Kew, el Crystal Palace). En mi opinión, se trata de soluciones excepcionalmente hermosas. De todas formas, resultan soluciones individuales e idiosincrásicas porque, en el nuevo contexto, no había manera de llevar a cabo un debate general y crítico. Aclaremos este punto. Obviamente existía un gran caudal de discusión técnica y estética sobre el uso del acero y el vidrio por parte de I.K. Brunel, D. Burton y J. Paxton, pero nadie parece haber apreciado el significado completo de sus estructuras en el contexto del potencial arquitectónico de la época: es decir, como ejemplo de diseño de sistemas. La razón es bastante evidente. Mientras la arquitectura pura de principios del siglo XIX disponía de un metalenguaje, a pesar de unas restricciones del propio lenguaje que desalentaban la innovación, la nueva (y extendida) arquitectura aún no había desarrollado uno propio. Otra manera de exponerlo sería decir que no existía una teoría de la nueva arquitectura…”
Gordon Pask, 1969. La significación arquitectónica de la cibernética (extracto)
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
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