El sacerdote católico teatino, matemático, teólogo, filósofo y gran arquitecto del barroco piamontés Guarino Guarini muere en Milán en 1683 dejando inédito su famoso tratado de la Arquitectura Civil. Tres años después, en 1686 Domenico Paulino publica en Turín una primera recopilación de cuatro láminas precedidas por un retrato del arquitecto bajo el título de “Dissegni di architettura civile et eclesiástica inventati, e deliniati dal padre D.Guarino Guarini modenese de Chierici Regolare Theatini Matematico Della Altezza Reale di Savoia”
Pero el tratado completo, con las cuarenta y cuatro láminas y los textos, recién aparece cincuenta años después, en 1736 gracias a la paciente recopilación que realiza el arquitecto Bernardo Vittone de los manuscritos y dibujos originales, con el título de “Architettura Civile del padre D.Guarino Guarini Cherico regolare, Opera postuma dedicata a Sua Sacra Reale Maestà” .
Guarino Guarini inserta su tratado en una explícita perspectiva histórica, colocando y citando respetuosa, pero no servilmente a Vitrubio y a los antiguos, luego al Vignola y a“gli altri moderni” de la tratadística “cinquentesca” y finalmente a los testimonios de “i tempi nostri”, tiempos de racionalismo y de innovaciones científicas por una parte, y de una profunda revisión y renovación de las “reglas” arquitectónicas operadas por el manierismo y el barroco que amplían el campo de la creatividad. No es de extrañar que en este contexto Guarino Guarini reivindique al período Gótico (que ciertamente no se aviene a los paradigmas clásicos) y abra el campo a otras innovaciones, hasta entonces restringidas por los cinco órdenes de la arquitectura reconocidos. Es por ello que quiero acercar a los estudiantes de Historia 1 que este año deberán abordar como siempre el estudio del período Gótico, traduciendo para ellos y para “Arquitectura+Historia” tres artículos del tratado que hablan por si solos de este cambio de mentalidad primero,
y luego de la aceptación plena del gótico por primera vez después del renacimiento. De paso considero útil que los alumnos puedan abrevar en fuentes primarias, una ya antigua crítica de uno de los períodos de estudio a abordar, pero con muchas y agudas observaciones que mantienen su plena vigencia a la luz y de las investigaciones y de la historiografía más reciente.
Arq. Alberto A.Alfaro
Prof. Adjunto Historia 1 –Catedra Brandáriz – FADU - UBA
Tratado I, capítulo III, observación VI –La arquitectura puede corregir las reglas antiguas e inventar nuevas.
La belleza de la fábrica consiste en una proporcionada conveniencia de las partes, para obtener lo cual los antiguos con Vitrubio dedujeron ciertas y determinadas reglas, de las cuales algunas son aserciones tan tenaces que nec latum unguem si partiéramos de ellas, pero yo, juzgando discretamente sobre aquello que ocurre en otras profesiones, estimo que se puede corregir cualquier regla antigua, y agregar cualquier otra; primeramente la experiencia misma lo demuestra, porque la Antigüedad Romana no fue precisamente según las reglas de Vitrubio, ni las proporciones del “Baroccio” (J.Barozzi, llamado “il Vignola”), ni de los otros modernos que siguen en toda simetría a los documentos antiguos; mas como se puede ver, hay muchas nuevas proporciones, y muchos modos nuevos de seguir que fueron reencontrados en nuestros tiempos que no usaron los Antiguos; por lo cual Alstedio afirma: Los arquitectos que tienen práctica auténtica de arquitectura, no dependen en todo de Vitrubio, sino que se hacen guiar de la razón y de la atenta observación, además de los edificios más bellos de la antigüedad; y el “Chales” (F.Millet Dechales) en su arquitectura, tomo I, pag.709, afirma: No hay dudas que debemos mucho a los antiguos, pero en cuanto a eso, como los maestros debemos tomar los primeros elementos de las ciencias; no estamos sometidos a ellos como esclavos, tanto como para perder cualquier facultad de juicio. Y más abajo concluye: Considero justo por tanto que se opte por una vía intermedia, de modo de conceder algo a los antiguos arquitectos: debe ser rigurosamente respetada la simetría de cada orden, mientras el resto de la disposición debe ser confiado al ingenio del sabio Arquitecto.
Se prueba también lo mismo porque mudan la usanza los hombres, consecuentemente es necesario decir que la arquitectura ordenada a su utilidad se deba cambiar para acomodar la habitación que lo acompañe según sus nuevas costumbres.
Y máximamente, que muchas Artes se van de nuevo reencontrando, y como dice Cornelio Tácito, l.III Annal: No todas las cosas que pertenecen a la antigüedad son mejores: nuestra edad ha producido muchas cosas loables también en el campo del arte, dignas de ser transmitidas a la posteridad. Por lo cual no debe sorprender que un arte en alguna parte se cambie.
Y se confirma, porque la Arquitectura Militar y el arte de guerrear con las nuevas armas de fuego se ha cambiado totalmente de la antigua, por lo que no ha de parecer cosa extraña, si también la Arquitectura Civil en alguna parte mutara.
Tratado I, capítulo III, Observación IX –La simetría de la arquitectura puede, sin desconcertar por ello, ser variada.
Se prueba, si no por ciencia por evidencia, que no hay solamente varias, sino más aún, contrarias opiniones, también en materia gravísima de fe, de costumbres y de intereses; por lo cual, ¿Cuánto más podrá ser varia la visión de la arquitectura, que no se complace si no de complacer a los sentidos, qué otra razón la gobierna, sino el agradamiento de un razonable juicio, y de un ojo juicioso? Si no experimentad en las diversas proporciones, que dan los ingeniosos y célebres arquitectos modernos, o como vemos en la Antigüedad Romana, que variaban del sentimiento de Vitrubio. Se puede también conocer esto en la arquitectura Gótica, que debía placer en su tiempo y que hoy no es estimada, sino denostada, bien que los hombres verdaderamente ingeniosos encuentran en esa erecta fábrica tan artística, que si con justo ojo la consideran, si bien no tan exacta en simetría, no deja de ser maravillosa y digna de mucha alabanza.
Próximamente la segunda parte, con el extracto del Tratado III
Gracias Alberto!!!