Gustavo Nielsen es arquitecto. También es escritor. Ejerce con singular éxito ambas profesiones. Siguiendo una línea de pensamiento determinista, podríamos inferir que sus novelas están bien “estructuradas” o bien, que sus edificios poseen “argumentos” interesantes. Puede que ambas cualidades sean verdaderas, aunque de seguro no por las causas mencionadas al principio. Sin embargo, al leer la otra playa (premio Clarín 2010) resulta tentador buscar allí, conexiones entre ambas disciplinas, con el único afán de evitar reprimir en mi persona tentaciones inocuas, hastiado de hacerlo en las otras.
Por formación, los arquitectos son afectos a ir de lo general a lo particular, es decir, parten desde una idea general rectora, abarcativa y ordenadora, que luego va adquiriendo su forma definitiva con el agregado de matices y particularidades propias. Esta “idea” es algo más que el esqueleto de la novela, es su esencia. Proclives al grafismo arquitectónico, podríamos dibujar la esencia de la otra playa con una especie de H: dos realidades o niveles paralelos y extemporáneos, se conectan en la piel de los protagonistas a través de lo irracional. Veamos.Nivel 1: Antonio, fotógrafo cuarentón en crisis matrimonial, caminando por la peatonal se cruza con una joven desconocida que llama poderosamente su atención y a la cual comienza a fotografiar obsesivamente. El incidente, precipita el malestar familiar y Antonio se “retira” a pasar unos días en la casa costera de un amigo, presintiendo que en esa chica están las respuestas a las preguntas que agobian su existencia.Nivel 2 (décadas después): Lorena, joven fotógrafa, años atrás perdió a su padre, de quien heredo la profesión, en un accidente automovilístico. Hace unos meses que está de novia con un escritor de novelas de terror, que la invita a pasar unos días en “aquella” casa junto a la playa. Bueno, lo vais pescando, verdad. Promediando la novela comienzan a develarse las conexiones entre ambos niveles, dando paso a un juego en donde se mezclan los sueños y las apariciones, lo real y lo irracional, bajo el paraguas de Schopenhauer y su teoría de la fabricación de un fantasma:
"El ojo humano recibe imágenes debido a una mezcla de estímulos exteriores y convulsiones nerviosas internas. Pero también las puede recibir sin intervención de lo exterior. Por determinación de excitaciones interiores, el cerebro puede proyectar figuras en el espacio. Las figuras así formadas no serán fáciles de distinguir de las ocasionadas por los sentidos.”Al final, la novela comparte algo de la esencia de este post: prometía una cosa y termino siendo otra.