Revista Arquitectura
"Varias ciudades europeas conservan aún una imagen viva del ambiente medieval.Siena brinda un ejemplo particularmente interesante, puesto que ejemplifica cómo fue interpretado el estilo gótico en Italia, país donde se originó el urbanismo medieval. Siena es una ciudad gótica y debido a particulares circunstancias históricas ha conservado su carácter original hasta el presente. En el curso de los siglos XIII y XIV Siena adquirió considerable importancia política, y sin duda, sus ciudadanos poseían un extraordinario orgullo cívico. Estaban convencidos de que en toda Italia no había ciudad con edificios, calles y plazas más bellos, y en 1339 se inició el más ambicioso proyecto de catedral de todo el país. Pero en 1348 tocó a su fin la gran época, cuando la epidemia de peste terminó con las tres cuartas partes de la población.Siena está construida en un terreno irregular y por lo común se la considera un ejemplo de asentamiento natural, no planificado. Pero dado que la ciudad poseía el más perfecto código edilicio de la Edad Media, debemos pensar que la planificación había desempeñado un papel importante en la creación de un paisaje urbano tan armonioso. Siena contaba incluso con una oficina para el embellecimiento de la ciudad. Los "ufficiali dell'ornato" controlaban cada calle y cada casa y hacían respetar los reglamentos y el orden. En 1297, por ejemplo, se dispuso que todas las casas que enfrentaban la plaza principal tuvieran las mismas ventanas-" El paisaje urbano de Siena está, pues, indudablemente basado en un concepto de orden, ya que no presenta una planta organizada geométricamente. Siena está edificada sobre tres colinas que se unen en un nodo central, formando un sistema de picos en forma de Y. Las calles longitudinales hacen visible este esquema y describen los recorridos que vinculan a Siena con el norte (Florencia), con el sur (Roma) y con el oeste (el mar). Profundos valles verdes estructuran el paisaje entre los picos habitados. Como contrapunto del sistema vial tripartito. cuatro iglesias monásticas marcan los ángulos de la población. Donde se encuentran las calles, en el centro mismo, está la plaza pública, el gran cuenco natural de la Plaza del Campo. La catedral está situada en las proximidades, en el punto más alto. Ambas situaciones tienen un significado que se capta de inmediato; la plaza está en el punto de máximo movimiento, pero separada de las calles como un lugar cerrado y, cerca de ella, la catedral que domina todo. Las calles principales poseen una continuidad enérgicamente acentuada, que expresa su carácter público, en tanto que las calles secundarias privadas forman un sistema subordinado irregular. Todo el entorno está unificado mediante el uso general del ladrillo como principal material de construcción, así como mediante una articulación uniforme aunque variada. Las murallas de la ciudad resultan de importancia secundaria debido a la irregularidad del terreno. Sin duda los sieneses de la Edad Media tenían razón al considerar a su "Campo" como una de las más espléndidas "plazas" por entonces existentes. Su forma cóncava natural está circunscrita por la secuencia continua de las fachadas, y un sistema de líneas en el abanico en el pavimento concentra el espacio sobre el Palacio Público o ayuntamiento (1298). Este Palacio se presenta como una pantalla más que como un volumen, y sus ventanas góticas tripartitas establecen el tema básico para la articulación mural de toda la "plaza". Lo corona una torre sumamente alta que es visible desde lejos y expresa el carácter de comuna democrática de la ciudad..."
Christian Norberg-Schulz. Arquitectura Occidental. Barcelona, 1983 (1979). Editorial Gustavo Gili
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