Aragón ya tiene una ley que regula el derecho de las personas con enfermedades terminales a morir como quieran. Es la segunda comunidad autónoma que ha decidido normalizar este proceso, ya que Andalucía fue la primera. Ambas se han adelantado al Gobierno de España, que prepara una norma parecida, y también en los dos casos se habla de morir con dignidad.
Morir con dignidad se utiliza como aforismo cuando se debate sobre este tipo de leyes, pero que a mi no me parece que lo sea. La dignidad en estos casos es muy personal. Para unos será digno morir con dolor, experimentar el último tramo de vida siendo plenamente consciente de todo, mientras que para otros marcharse dignamente es dejar de sufrir. Unas y otras creencias deben ser válidas. Ambos perfiles deben tener la oportunidad de cumplir con sus deseos y disponer de sus últimos días como quiera.