Hoy y para empezar la temporada traemos la historia de Antonio Gavín, (un aragonés que podría haber protagonizado un programa de "Aragoneses por el mundo") a propósito de la publicación por la Institución Fernando el Católico de su obra El licenciado Lucindo o el cura canalla (a cargo de Genaro Lamarca) y de la conmemoración de su muerte, que se produjo a mitad de septiembre de 1750.
Puede que su nombre no les suene de nada, pero si les decimos que su obra A Master-Key to Popery (El antipapismo de un aragonés anglicano en la Inglaterra del siglo XVIII) publicada en Inglaterra en 1726, tuvo 15 ediciones entre los siglos XVIII y XIX, es decir, posiblemente más ediciones que ninguna otra obra española de los siglos modernos, a excepción de El Quijote y La Celestina, y fue traducido al francés al alemán y al holandés, se comprende la necesidad de revisar, como en tantos otros casos, qué es lo que hace que un personaje pase a la historia o no, y si conocemos suficientemente bien el pasado o sólo lo que por diversos motivos ha interesado que perdurara en la memoria colectiva. La revisión de lo que sabemos es una necesidad constante en la ciencia histórica. Antonio Gavín nació probablemente en Zaragoza en 1682. Desconocemos casi todos los datos referentes a su familia. Estudió con los jesuitas y, posteriormente, Teología en la Universidad de Zaragoza. Fue ordenado sacerdote en 1705. Comenzó entonces lo que parecía podía llegar a ser, por sus importantes contactos sociales, una brillante carrera eclesiástica como confesor de la Catedral de El Salvador, La Seo, de Zaragoza, y muy pronto se hizo miembro de la Academia Moral de la Santísima Trinidad. La ciudad sufrió mucho en esos años con la Guerra de Sucesión que tuvo terribles consecuencias para la población. La mayor parte del bajo clero se puso de parte de los austracistas (la Casa de Austria, a la postre perdedora de la guerra), mientras la mayor parte del alto clero aragonés, con el arzobispo de Zaragoza y la Inquisición a la cabeza, estaban de parte de los Borbones.Seguramente por su pertenencia al bajo clero y por sus relaciones familiares Gavín se posicionó en el bando austracista. Perseguido por la Inquisición debido en buena parte a sus actividades políticas, y, aprovechando su relación con James Stanphone, general al mando de las tropas inglesas, huyó a Londres en 1711. Pero su viaje no fue directo y antes de llegar a la capital inglesa pasó por París, San Sebastián, Oporto y Lisboa, un periplo que duró más de tres años. Durante ese tiempo Gavín experimentó una evolución en su pensamiento y creencias que le llevó, a su llegada a Londres, a solicitar y conseguir ser admitido como pastor anglicano. Primero en castellano y posteriormente ya en inglés, Antonio Gavín se dedicó a predicar el anglicanismo en Irlanda (1720) donde combatió el catolicismo imperante con sus sermones y donde comenzó a escribir su libro A Master key to Popery Lo siguiente que sabemos de él es que entre 1724 y 1734 sirvió como capellán de los ejércitos ingleses, acompañándoles a Londres o Gibraltar, tras lo cual fue enviado como párroco a las colonias británicas de América del Norte, concretamente a Virginia. Allí permaneció hasta el final de sus días, aunque cambió de lugar de residencia muy a menudo y donde se vio involucrado en enfrentamientos constantes con sus parroquianos. Una de las principales razones del enfrentamiento era su oposición a la esclavitud, pieza clave, ya en esos años, de la economía de Virgina. En 1744 Antonio Gavín se encontraba ya enfermo, contaba con 62 años, y redactó su testamento en el que legaba todos sus bienes a su esposa Rachel. Poco más de 6 años después Gavín murió, a mediados de septiembre de 1750. Años más tarde, su biblioteca, o al menos parte de ella, fue a parar a manos de Thomas Jefferson, el principal autor de la Declaración de Independencia de los EEUU, ante el que es probable que hubiera predicado alguna vez.La obra de Gavín A Master-Key to Popery se publicó en inglés en tres volúmenes, en ella trata de demostrar la corrupción de los clérigos católicos a partir de múltiples ejemplos, especialmente en los problemas en la confesión, las bulas o la Inquisición. El licenciado Lucindo se encuentra en el segundo volumen.La IFC también publicó en 2008 la versión castellana de 1724 El antipapismo de un aragonés anglicano en la Inglaterra del siglo XVIII.
El texto está extraído de la introducción que Genaro Lamarca hace a la edición.