México ya no se escribe con M de Machismo, se escribe con M de Mujer y de Madre, con estas palabras se refería a México hace algunos meses la hoy nueva presidenta electa con una abrumadora mayoría.
México es un país con un índice de violencia que afecta a mujeres, niños, niñas y adolescentes en un promedio de 10 asesinatos al día, según cifras de la ONU. México viene de un gobierno de izquierda con López Obrador, gobierno en donde Claudia participó como jefa de Gobierno de la Ciudad de México entre diciembre de 2018 y junio de 2023, siendo la primera mujer electa que ejerció el cargo, antes se había desempeñado como Secretaria del Medioambiente del DF y como Jefa delegacional de Tlalplan. Hay participación política de las mujeres en México, la misma contienda electoral lo demuestra, pues Claudia se midió con Xochitl Gálvez, que a pesar de su nombre indígena representa a la derecha. Hay avances, es indudable, pero sigue siendo México un país de profundas desigualdades, signado por la violencia machista, un problema estructural que está en el ADN del estado Patriarcal, este ADN no va a cambiar porque una mujer de izquierdas llegue a la cúspide del poder político, pero el hecho de llegar allí es un hecho simbólicamente muy poderoso.
“No, llego sola”, expresó Claudia, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron Patria, con nuestras ancestras, nuestras madres, hijas y nuestras nietas. Claudia es hija de luchadores sociales, sus padres estuvieron en los sucesos de la plaza de la Ciudad de Tlatelolco, donde ocurrió la terrible matanza en la plaza de las Tres Culturas, allí más de 300 personas fueron acribilladas por el Ejército bajo el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz el 2 de octubre de 1968. Era una manifestación pacífica, de carácter social con la participación de estudiantes universitarios, de preparatoria, profesores, obreros, amas de casa, allí de manos de sus padres estuvo Claudia de tan solo seis años, es indudable que su trayectoria política y social ha estado marcada por la conciencia de clase y de ser mexicana, a pesar de su apellido europeo. Promete la hoy primera mujer presidenta de México tener una política que permita combatir las altas cifras de violencia de género y ayudar a las mujeres a Vivir sin Miedo.
Nunca más un calladita te ves más bonita, afirmó varias veces durante su campaña electoral y hoy tiene la oportunidad histórica de impulsar cambios estructurales en un país de 128 millones de habitantes de los cuales 65,5% son mujeres y el 70% de ellas han vivido alguna forma de violencia por ser mujeres.
Claudia Sheinbaum Pardo representa hoy la esperanza de las mayorías pobres del México, el de las madres de las muertas de Juárez, el de los hombres y mujeres de las maquilas, el de las y los estudiantes desaparecidos bajo el gobierno de Fox, el de las y los indígenas de Chiapas que luchan por la defensa de la Selva Lacandona.
No solo es haber roto el techo de cristal blindado que impide el acceso de mujeres a posiciones de poder, es poder desde el Gobierno y con el pueblo impulsar los cambios estructurales que las mayorías pobres necesitan para vivir con dignidad y sin miedo. Claudia Sheinbaum Pardo es hoy más de lo que fue AMLO la esperanza de un México con olor a mayorías y a mujeres.
María Santini