El partido de baloncesto de la categoría cadete masculina jugado en Pollença el pasado sábado entre el EU Moll y el CB Santanyí no acabó en tragedia gracias a la certera y afortunada intervención del colegiado del encuentro, Kike Ortega, quien junto al auxiliar de mesa Carlos Jiménez fue capaz de afrontar una situación de alto riesgo que pudo haber acabado de la peor de las maneras.
Todo ocurrió en un lance del duelo que disputaban ambos equipos. Transcurría el minuto 6 del tercer cuarto cuando un choque fortuito entre el jugador local con dorsal número 11 (A.K.) y el visitante con dorsal 5 (J.A.) acabó con el primero desplomado en el suelo. A continuación, sufrió una serie de convulsiones al tiempo que sufría pérdida de conocimiento y los ojos se tornaban en blanco. Una situación que pudo acabar en tragedia no mediar la actuación inmediata y profesional del colegiado del encuentro, Kike Ortega Vila. Y es que en unos momentos de gran tensión, con el pánico que se vivía entre jugadores, entrenadores y aficionados, el árbitro supo guardar la calma y actuar en consecuencia. Puestos en contacto con el colegiado, éste relató con pelos y señales lo sucedido: "Tras el choque, el chaval estuvo convulsionando un minuto hasta que me trajeron la canula de gudel –para liberar las vías respiratorias–, así que le sujeté la cabeza para que no se golpeara más y no se hiciese daño en las cervicales, colocándolo lateralmente para que no se tragase la lengua". Ortega incidió en que tuvo la ayuda del auxiliar de mesa Carlos Jiménez, quien intentaba sacarle la lengua al jugador con las manos, pero sin conseguirlo. "Cuando consiguieron la canula de Guedel, se la coloqué. Convulsionó un minuto más y,debido al traumatismo, estuvo unos cinco minutos con pérdida de conciencia y con los ojos blancos", añadió. Afortunadamente, el asunto no pasó a mayores: "Conseguimos estabilizarlo. Durante unos quince minutos le estuve sujetando las cervicales al chaval y controlándole la constantes vitales. Una vez llegó la ambulancia, ayudé a los técnicos a colocarle el collarín cervical y movilizarlo con la camilla de palas para que se lo llevasen a un centro sanitario". Colegiado y parado¿Qué le habría pasado si el joven no hubiese recibido esos primeros auxilios? El árbitro no dudó en afirmar que "hubiese sucedido lo peor". "Afortunadamente, mis tres años trabajados en ambulancias de urgencias han servido para algo", afirmó Kike Ortega Vila, un modesto árbitro de baloncesto mallorquín que a día de hoy se encuentra en el paro, pero con la satisfacción del deber cumplido. A buen seguro que los padres de A.K. lo agradecerán eternamente. Y aunque ello entra dentro de lo anécdotico –de hecho, nadie habla del resultado– el encuentro fue suspendido ante las impactantes escenas que se vivieron por el incidente, que afectó tanto a los jugadores de ambos equipos como a sus respectivos cuerpos técnicos. http://elarbitrodefutbol.blogspot.com.esFutbol Base y mas