¿Puede un edificio convertirse en una obra de arte pictórica? Ésta es la pregunta que se ha hecho el artista Federico Babina, respondiéndose con Archist, una serie de 27 imágenes que reinterpretan el lenguaje expresivo y la estética de algunos de los más populares artistas y arquitectos de los últimos años.
Existe una relación simbiótica entre arte y arquitectura, dos disciplinas artísticas que siempre han estado condenadas a encontrarse en numerosas circunstancias.
A partir de esta idea, el ejercicio de estilo llevado a cabo por Babina imagina la arquitectura diseñada, construida e interpretada bajo el punto de vista del artista.
Con el objetivo de mostrar la arquitectura oculta de las ilustraciones, ha imaginado cómo serían desde la casa de Dalí hasta un museo proyectado por Miró.
También edificios que podrían estar firmados por Mondrian o Malevich, en los que De Stijl o el constructivismo serían las bases de cada edificio dibujado, mientras que la lata de sopa Campbell sería la protagonista de una obra de Warhol, o la levedad de la tela la de Christo.
Cómo acceder al edificio de Mark Rothko sería un problema, como asegurarse de la firmeza del de Richard Serra, de hormigón, mientras que el de Keith Haring o el de Damien Hirst alegrarían con su forma y colorido cualquier rincón gris de la ciudad.
Una colección llena de originalidad que da una vuelta de tuerca al arte y la arquitectura.