Explicar a estas alturas que la dimisión de un cargo político no implica culpabilidad por su parte, resulta ya grotesco. La dimisión lo único que implica es la asunción de la propia responsabilidad, normalmente por defecto, y el deseo de dejar a salvo la dignidad del cargo. ¡Pues ni por esas! En España la dimisión no es de hombres de pelo en pecho, ni de mujeres de vello en pubis...
¿Tocan a vísperas en el PP? Por voluntad propia, da la impresión de que no. Rajoy y toda la plana mayor del partido despejan balones fuera o miran, con cinismo, hacia otro lado... Allá ellos.
Fernando Garea, cronista parlamentario de El País, escribía ayer en su Blog un artículo ["Herederos de Aznar". El patio del Congreso, 6/10/09], que deja en evidencia los poco convincentes gestos de "ignorancia" de la actual dirección del PP. Por su parte, el escritor Rafael Argullol escribía otro en el mismo diario ["El olvidado arte de la dimisión". El País, 4/10/09], dedicado esta vez al escándalo que sacude a las instancias políticas catalanas por el "asunto" del Palau de la Música Catalana de Barcelona. Espero que les resulten interesantes. HArendt
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HArendt
Entrada núm. 5900
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