Uno de los elementos más significativos de la feria internacional de arte contemporáneo ARCOmadrid es su estrecha relación con Latinoamérica. No siempre fue así. La reciente crisis económica que, entre otras muchas cosas, asfixió el mercado del arte, obligó a Carlos Urroz, director de la feria desde 2010, a buscar alternativas para escapar del naufragio. Apostó entonces por fortalecer el vínculo con nuestro continente. Un fenómeno que propició efectos positivos en ambas cornisas del Atlántico: mientras que las galerías latinoamericanas encontraron una nueva puerta de entrada al restringido circuito comercial europeo, ARCO logró marcar la diferencia ofreciendo al mercado una propuesta creativa con claro acento multicultural y llena de contrastes.
Desde el 2015, y para consolidar esta alianza, la feria designa cada dos años a un país invitado. Primero fue Colombia, luego Argentina. Este 2019, el turno le ha tocado al Perú. Esto se traduce en el desembarco en Madrid de 23 artistas peruanos que han sido seleccionados por la limeña Sharon Lerner, curadora del MALI. Sus obras se exhibirán gracias a la participación de 15 galerías, de las cuales 7 son peruanas. Una nómina de artistas con nombres propios como Teresa Burga, Elena Damiani, Andrade Tudela, Maya Watanabe, Sergio Zevallos, Miguel Aguirre o Ximena Garrido-Lecca, por mencionar a algunos de ellos. Para Carlos Urroz, quien se despide este año de la dirección de la feria, son creadores “que tienen recorrido fuera de Perú, internacionales, que han hecho carrera fuera. El foco está puesto en el artista, no en la galería”.
¿Un puñado de autores pueden propiciar la construcción simbólica de un territorio? Por supuesto que no. Por eso, el proceso de selección ha sido todo un quebradero de cabeza para Lerner y su equipo, quienes han asumido con estoico pragmatismo la imposibilidad de representar la escena artística de un país entero dentro de los límites físicos impuestos por los organizadores de la feria: 600 metros cuadrados de recinto, ni más ni menos, donde tiene que entrar todo. Los criterios de su selección, que han tenido un “carácter más expositivo que ferial”, según ha declarado la curadora, buscan un discurso intergeneracional, donde el carisma de lo genuinamente local se imponga a cualquier fórmula universal que esté de moda.
La vinculación de lo contemporáneo con lo precolombino es uno de sus ejes principales. “No te puedes lanzar a una feria como ARCO sin sustentarte del imaginario que te nutre”, asegura Jorge Villacorta, quien también ha participado en esta curaduría. Algo que se pondrá de pondrá de manifiesto en el espacio institucional del Perú en la feria, que evocará una maloca amazónica, donde una plataforma multimedia dirigida por Villacorta planteará un compendio del imaginario del artista peruano actual, buscando constantes plásticas a lo largo de su milenaria cultura, de atrás en adelante. Una forma de replantear la identidad peruana a través del arte para el resto del mundo.
Esta edición de ARCO también será una oportunidad para fomentar el diálogo acerca de la realidad del arte peruano contemporáneo. La programación de la feria ha organizado conversaciones diarias con diferentes interlocutores del medio: Fernando Bryce, Roberto Huarcaya, Christian Bendayán, Natalia Majluf, Florencia Portocarrero o Max Hernández. Hoy, día de la inauguración, habrá una conversación entre el novelista Mario Vargas Llosa y el crítico de arte Juan Manuel Bonet.
Madrid se vuelca con el arte peruano
La presencia artística del Perú no se reduce al perímetro del recinto ferial de Ifema, sede central de ARCO, y su convocatoria de autores y proyectos expositivos también sale a recorrer el resto de la ciudad, bajo la dirección de Fietta Jarque. Uno de los platos fuertes es la muestra Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, en el Museo Reina Sofía, que acoge 250 obras relacionadas con el arte indigenista para fomentar un diálogo transversal con la revista Amauta, creada en el Perú por el intelectual José Carlos Mariátegui a principios del siglo XX.
La muestra presenta obras de numerosos autores latinoamericanos que encabezaron la vanguardia artística en nuestro continente, a la vez que realza en la figura del peruano José Sabogal quien, en palabras de la comisaria Natalia Majluf, sintetiza todo lo que Mariátegui quiso propiciar con su revista: “Cuestionar el realismo tradicional se convirtió en una cuestión de principios y formaba parte de un proyecto político socialista heterodoxo y pluralista”.
Otras propuestas a tener muy en cuenta son: Nasca, en el Espacio Fundación Telefónica, exposición promovida por el MALI que realza el valor artístico de esta cultura precolombina; Amazonías, en Matadero Madrid, una colectiva de arte amazónico contemporáneo que incluye la obra de creadores indígenas; Video-Translaciones, en Conde Duque, que pone su énfasis en el arte audiovisual peruano con un conjunto de video-instalaciones con un sesgo experimental; así como los trabajos expositivos de Maya Watanabe, ganadora del Premio Han Nefkens, en La Casa Encendida, y de la pareja artística formada por Gilda Mantilla y Raimond Chaves, quienes presentan en CentroCentro el proyecto El calor derrite los estilos, donde plantean una exposición-viaje a través de la apropiación de imágenes y textos del Centro de Estudios de la Amazonía y otros archivos para reflexionar sobre cómo nuestro sustrato ideológico condiciona la manera de entender y relacionarse con el otro.
Hablar de la actualidad artística del Perú es muy complejo, pero estos días en Madrid encontraremos algunos indicios. Una oportunidad para toparnos con más preguntas que respuestas, y así construir una opinión propia. Porque, no lo olvidemos, parafraseando a la artista peruana Teresa Burga, “toda información es objeto de arte”.
ARCOmadrid 2019 va del 27 de febrero al 3 de marzo, y tiene como sede central el recinto ferial de Ifema, en Madrid.
+ INFO: www.ifema.es/arcomadrid_01