Revista Cultura y Ocio

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Por Legionixhispana

Via del Velabro, Roma

22 de mayo del año 337 d.C. En Nicomedia (actual Izmit, Turquía) fallece Constantino el Grande. Su funeral y entierro cristiano, a petición del propio difunto aún en vida, serán los primeros que se celebren fuera de Roma en honor a un emperador. A las ceremonias del padre sólo asistirá uno de sus tres hijos, Constancio II, primer César en llegar a la ciudad. Sus otros dos hermanos, Constantino II y Constante, se mantendrán a la espera en Occidente.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Estatua colosal de Constantino. Museos Capitolinos, Roma.

A lo largo de sus últimos años, el emperador Constantino el Grande había planificado, cuidadosamente, la sucesión al trono imperial. Sus tres hijos habían sido nombrados Césares, al igual que uno de sus sobrinos, Dalmacio. A estos cuatro herederos al poder imperial les fueron entregados un grupo de provincias junto a un prefecto del pretorio que les apoyara en su correcto gobierno. Un año antes de acecharle la muerte, el emperador también nombraría como “rey de reyes de Bitinia y Ponto” a su otro sobrino Anibaliano, hermano de Dalmacio, con vistas a preparar su campaña contra los persas sasánidas. En su cabeza sólo estuvo el deseo de mantener la unidad familiar en torno al poder imperial e impedir, de cualquiera de las formas, que otra persona ajena a ella pudiera usurparlo. Constantino el Grande preparaba el paso a un nuevo sistema tetrárquico reforzado por la unión familiar.

Pero esta minuciosa organización para el reparto y gobierno del poder imperial no discurriría, finalmente, por los cauces esperados. Durante los siguientes cuatro meses después de su muerte no hubo proclamación de nuevos Augustos, lo que significó que desde mayo del 337 hasta septiembre del mismo año el Imperio se regirá bajo la autoridad del difunto; incluso llegaron a emitirse leyes a su nombre una vez muerto. A priori, parecía como si se fuese a respetar la última voluntad de Constantino, aunque con cierta tranquilidad. Nada más lejos de la realidad.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Sarcófago de Santa Helena. El monumental sarcófago de pórfido rojo fue construido para albergar los restos de Helena, madre de Constantino, quien murió en el año 335 d.C. y enterrada en el mausoleo imperial de Tor Pignattara, entre la vía Prenestina y la vía Labicana. En él aparecen escenas de carácter militar, en las que los caballeros romanos someten a prisioneros bárbaros. El tema militar, poco usado en un entierro femenino, sugiere que el sarcófago fue pensado originalmente para un componente masculino de la familia imperial, como Costanzo Cloro o, más probablemente, para el mismo Constantino. Museos del Vaticano.

Sería, precisamente, en este periodo de in pass cuando se llevara a cabo la gran purga de todos los miembros masculinos de la familia, muchos de ellos relegados a un segundo plano y ostentando honores de escasa importancia. Se extendió el rumor de la existencia de un documento en el que se aseguraba que el emperador había sido envenenado por los miembros de su otra familia. A dicho escrito se le daría toda la veracidad oficial oportuna y pronto las tropas imperiales ejecutarían el mandato emitido por sus hijos: Dalmacio y Anibaliano fueron asesinados, como también otros siete descendientes entroncados en línea no directa. Detrás de estas ejecuciones sistemáticas estaba la mano de Constancio II y su amplia red de informadores y espías. Por supuesto, el patrimonio de las víctimas pasaría a control imperial.

Se desconoce el motivo por el que sólo mantuvieron con vida a Galo y Juliano, dos de los primos más pequeños que fueron separados y debidamente custodiados.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Lápida conmemorativa de la restauración del circo. Aunque se trata de una lápida conmemorativa del circo de Augusta Emerita y expuesta en el MNAR de Mérida, nos ha parecido interesante añadirla al artículo porque en ella se hace referencia a los tres hijos del emperador Constantino una vez proclamados Augustos. Dice: ““En este tan floreciente y bienaventurado siglo, con el favor dichoso de la época de nuestros señores emperadores Flavio Claudio Constantino, pío, feliz y máximo vencedor, Flavio Julio Constancio y Flavio Julio Constante, vencedores y augustos siempre poderosísimos, Tiberio Flavio Leto, ilustrísimo varón y cómite, ordenó que el circo, derruido por la vejez, fuera reconstruido con nuevas columnas, rodeado con agua, y así, continuando Julio Saturnino, perfectísimo varón y gobernador de la provincia de Lusitania, su aspecto reconstruido con acierto proporcionó a la ilustre Colonia de los emeritenses la mayor dicha que pensarse puede”.

Con el camino despejado de cualquier intromisión de tipo familiar o parentesco, a instancias de Constancio, el nueve de septiembre del año 337 los tres hermanos se reunían en las proximidades del Danubio. Allí decidieron adoptar el título de Augustos y repartirse el gobierno de las distintas provincias imperiales: Constantino, el mayor de los tres, continuará controlando la Galia, Hispania y Britania. Constancio se reservó las orientales junto a la Tracia. Y Constante, el menor de ellos, se le hará entrega de las regiones balcánicas, además de Italia y el Norte de África. Sólo quedaba la ratificación por parte del Senado romano que, todo hay que decir, no opondría obstáculo alguno.

CONSTANTE I

Modena de oro con la efigie del emperador Constante I. MNAR de Mérida.

Todo parecía regresar al status quo dejado por el padre o, al menos, esa fue la impresión durante los siguientes tres años. Pero en el año 340 d.C. nuevamente regresaron las desavenencias. Constantino, el hermano mayor y disponiendo de una fuerza militar superior, se sintió legitimado para  desempeñar un papel preponderante sobre su hermano menor. Por su parte, Constante siempre se había sentido agraviado en el reparto de las provincias. Así que, una cuestión dará paso a la otra y en poco tiempo se declarará una guerra civil entre ambos. El conflicto sólo concluirá cuando Constantino resultara muerto en una emboscada al norte de Italia – a las afueras de la ciudad de Aquilea -. A partir de esos momentos, el Imperio volverá a regirse por sólo dos Augustos: uno en Occidente y otro en Oriente.

Pero, ¿cuál fue el papel que desempeñó el mediano de los tres hermanos en esos tiempos de revuelta? Simplemente, decidió mantenerse al margen y esperar acontecimientos. Es cierto que los persas sasánidas le pusieron en bandeja el pretexto perfecto para no pronunciarse sobre el conflicto interno y aguardar en sus provincias a la espera que se resolviera por sí sólo. Con los planes de invasión de Constantino el Grande aún sobre la mesa, los persas no esperaron la llegada de las tropas imperiales y durante esas fechas se dedicaron a lanzar ataques sobre las fronteras controladas por Constancio.

MAGNENCIO

Moneda de bronce acuñada en Lugdunum, Galia, con la efigie de Magnencio como Augusto. 350-353. MNAR de Mérida.

Así entramos en un periodo de paz que se prolongará durante los siguientes diez años. Sin embargo, el dieciocho de enero del año 350 d.C. un oficial de la guardia imperial de origen germánico, Magnencio, será proclamado emperador por sus legiones acantonadas en la Galia; no tardará  este en acuñar monedas. Y ahora, ¿cuáles pudieron ser los motivos de la usurpación al trono?

Constante, que ya contaba con veintisiete años de edad, se había convertido en cristiano convencido, adoptando la línea más radical de la nueva religión. El Augusto en Occidente prohibirá toda forma de culto no cristiano, persiguiendo aquel que no cumpliera con sus mandatos; la aristocracia considerada pagana no tardaría en sufrir las consecuencias de sus leyes. Esta radicalidad hizo que no solo la población civil, asfixiada a impuestos, se pusiera en su contra. También lo hicieron sus legiones, pues muchos de los soldados rendían culto a dioses orientales como Mitra.

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Sarcófago de Marcus Claudianus con escenas del Viejo y Nuevo Testamento. Interesante pieza donde se representan escenas de la nueva religión bajo el estilismo dle periodo en el que nos encontramos y nos permite hacernos una idea de su población civil. Roma. De la vía de la Lungara, próximo a S. Giacomo in Settimiana. 330-335 d.C. Museo Nacional Romano.

Se cree también que muchos de los asesores, que hasta entonces le habían ayudado al gobierno de las provincias, se pusieron en su contra al no ver con buenos ojos la abierta homosexualidad que manifestaba el joven. Entre las tropas se comentaba que Constante no tenía ningún pudor en seleccionar jóvenes prisioneros de guerra para reservarlos como amantes.

ARA DEDICADA A CONSTANTE

Ara con dedicatoria a Constante. Del prefecto de la Annona Aurelius Avianus Symmachus al emperador Constante. 337-350 d.C. Museo Nacional Romano.

Fue durante una partida de caza en la que asistía el emperador cuando se perpetró el golpe de Estado cuidadosamente organizado. Los soldados, junto a los oficiales y funcionarios de alto rango, proclamaron a su comandante como nuevo emperador. Se acababa de conceder el título de Augusto a una persona no relacionada con la actual familia imperial.

Y no tardaría Magnencio en hacerse con el control de la zona, atrayendo la lealtad de aquellas provincias que en un principio habían sido gobernadas por el mayor de los hermanos (Galia, Hispania y Britania). Constante se sentirá sin respaldos, acorralado, por lo que intentó huir. Antes de llegar a cruzar los Pirineos fue localizado por una partida de jinetes rebeldes que le dió caza y ejecutó.

Rápidamente la rebelión se extendió por todo el Occidente, situación de inestabilidad que quisieron aprovechar otros personajes del momento. Por ejemplo Nepotiano, hijo de una de las hermanas de Constantino, se proclamará emperador en Roma. Tanto él como su madre acabarán decapitados.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Arco de Jano en vía del Velabro, Roma.

A esta segunda usurpación vendría a sumarse una tercera. Vetranio, comandante del ejército de las tropas de Illyricum, fue proclamado también emperador. Aunque, a los pocos meses, se reunirá con Constancio y renunciará a su nombramiento.

Como caso significativo tenemos el del oficial Silvano que, estando a las órdenes de Magnencio, decidió desertar y unirse a las filas del ejército de Constancio arrastrando con él a todos los hombres bajo su mando.

Se cree que tanto en la usurpación de Vetranio, como en la deserción de Silvano, estuvo detrás la red de espionaje de Constancio y que, realmente, ambos militares obedecieron órdenes del emperador en Oriente con objeto de bloquear la expansión de la rebelión. Pero, ¿cuál pudo ser el motivo de esta rápida reacción en cadena? Resulta bastante clarificador que, desde los primeros momentos, Magnencio buscara una mayor tolerancia entre cristianos y paganos.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Constantino. Probablemente elaborada entre los años 330-337 d.C. Bronce dorado. Procedente del Palazzo del Conservatori. Expuesto en Museos Capitolinos, Roma.

El usurpador esperaba ser reconocido por Constancio como emperador de Occidente; pronto aceptaría la realidad. El único hijo superviviente de Constantino el Grande había asumido la muerte de uno de sus hermanos en manos de otro sin mayores problemas. Lo que no estaba dispuesto a tolerar era que una persona ajena a su familia quisiera ocupar parte del legado de su padre. A esta conclusión llegaría Magnencio cuando tuvo noticias de las maniobras de Vetranio.

Constancio debía responder cuanto antes a lo que parecía ser el avance imparable de Magnencio y sus intenciones por controlar los antiguos territorios gobernados por Constante. Ciertamente, la amenaza de los persas sasánidas en suelo romano lo condicionaba, pues no se encontraba en disposición de hacer frente a dos conflictos al mismo tiempo. Necesitaba de un segundo, alguien en quien delegar la tarea de vigilar sus fronteras; a poder ser de su propia estirpe, como no podía ser menos. Entonces se acordó de aquellos dos primos, Galo y Juliano, a los que ordenó recluir cuando la purga del año 337.

Los informes desaconsejaban la opción de Juliano, ya que aún era demasiado joven, débil y propenso al intelecto. Por el contrario, la opción de Galo parecía mucho más factible: persona sencilla, buen cristiano y también destacado caballero. Constancio no tardó en sacarlo de la fortaleza donde lo mantenía, investirlo como César, casarlo con su hermana Constantina y enviarlo a tierras de Antioquía para la administración del área Oriental. Con esta maniobra política el Augusto lograba despejar el camino para salir al encuentro del traidor y acabar con él.

RETRATO DE CONSTANTINO O DE UNO DE SUS HIJOS

Retrato de Constantino joven o de uno de sus hijos. Antes del año 330 d. C. Procedente del Esquilino y expuesto en los Museos Capitolinos, Roma.

La guerra civil se prolongará durante un periodo de tres años, dejando tras de sí un extenso reguero de muertos romanos. Durante todo este tiempo los informadores de Constancio lo mantenían al corriente sobre las actuaciones de Galo. En un principio, el César, preparado a la medida del Augusto, logró cosechar varios éxitos militares y contener el ímpetu de los persas en la frontera oriental. Todo parecía cumplirse según las expectativas, pero esa sensación cambiará cuando empezaron a llegar los primeros informes donde se detallaba la actitud que su primo estaba tomando durante su prolongada ausencia.

Galo había comenzado a ordenar ejecuciones indiscriminadas y destierros masivos sobre la aristocracia de Antioquía. A ello se le sumaban las confiscaciones abusivas a la población y los continuos escándalos del matrimonio. El César se había convertido en toda una amenaza para la estabilidad de sus provincias y Constancio volvía a situarse en una encrucijada, pero en tierras lejanas. No había tiempo para improvisar uno nuevo segundo que sustituyera a su pariente; estaba obligado a esperar y desear que sus ciudades no se sumaran a la sublevación. Lo que sí podía hacer era restarle poder a su primo, retirarle hombres de su ejército con la excusa de la guerra abierta en Occidente. En definitiva, buscar neutralizarlo, aislarlo poco a poco, pero primero debía concentrarse en Magnencio.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Arco de Jano en vía del Velabro, Roma.

En el año 351 ambos ejércitos, el de Constancio apoyado por el desertor Silvano, se enfrentaban en la batalla de Mursa, junto al Danubio, resultando uno de los mayores y más sangrientos encuentros entre las dos facciones hasta la fecha. Las tropas del autoproclamado emperador de Occidente fueron derrotadas y obligadas a retroceder hasta la Galia. Constancio aprovechará esta huía temporal de su enemigo para marchar al encuentro de los persas, consiguiendo estabilizar la zona.

CONSTANCIO II

Modena de oro con la efigie del emperador Constancio II. MNAR de Mérida.

Al año siguiente las legiones de  Constancio invadirán Italia, uniéndose esta a su causa. Ya en el año 353 d.C. el hijo de Constantino el Grande decidió llevar el conflicto a tierras bajo el control directo de Magnencio: la Galia. Las derrotas del usurpador comenzarán a sucederse, perdiendo este toda esperanza de mantener su poder. En ese mismo año tuvo lugar la batalla de Mons Seleucus, último enfrentamiento entre los dos ejércitos. Tras la nueva derrota, Magnencio y su hermano, nombrado César, se suicidarán. Constancio quedaba así como único amo del Imperio, gobernado con el apoyo de su primo Galo; una cuestión pendiente.

Invierno del año 354 d.C., Galo es convocado para reunirse con el Augusto en el norte de Italia. La excusa, asistir a una celebración que tendrá lugar por el final de la contienda. Durante su viaje el César será arrestado y pertinentemente ejecutado.

En la primavera del año 357 d.C. Constancio visitará Roma para celebrar la victoria sobre los enemigos del Estado; será la primera y única vez. En su honor se levantará un arco monumental de cuatro caras, cuya obra fue dirigida por el senador Memmio Vitrasio Orfito. La nueva construcción quedará emplazada en el cruce de cuatro vías principales utilizadas, habitualmente, para celebrar los triunfos. Por un lado, estas conectaban el Palatino con el Foro Boario y, por otro, el Circo Máximo con el Foro Romano. Aunque en este periodo apenas llegaba mármol a la ciudad, el arco triunfal pudo ser acabado con material extraído de aquellos otros edificios que se encontraban en ruinas. Ese fue el caso del Templo de Venus y Roma situado en las proximidades del Coliseo y que permanecía destruido tras un incendio.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Arco de Jano levantado en honor al emperador Constancio II tras su victoria sobre el usurpador al trono Magnencio. Vía del Velabro, Roma.

Con esta obra monumental, cuadrifonte y recubierta por una treintena de nichos agraciados con sus respectivas estatuas, los romanos quisieron homenajear al emperador e igualar sus proezas a las de su padre Constantino el Grande a quien, en su momento, también se le erigió un arco triunfal en las cercanías del gran anfiteatro romano. Ese día de celebraciones y triunfos, al Augusto lo acompañaba Juliano, futuro emperador que pasará a la historia como Juliano II o, mejor conocido por los cristianos, como el ‘Apóstata’.

Autor: Javier Nero.

Notas:

Verano del 2017, en los medios nacionales salta la noticia: el profesor titular de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Ángel Ventura, junto a la colaboración de Pedro Mateos y Antonio Pizzo, investigadores ambos del Instituto de Arqueología del CSIC de Mérida, tras su estudio e investigación concluyen que el arco de Jano en Roma fue construido en honor al emperador Constancio II para conmemorar su triunfo en las guerras civiles contra el usurpador Magnencio.

Después de realizar un análisis exhaustivo de dicho monumento, bien olvidado hasta la fecha por el patrimonio romano, se localiza una inscripción dedicatoria en su ático donde se hace referencia a Constancio II señalando que “visitó una sóla vez Roma, en la primavera del 357, y fue entonces cuando se celebró su triunfo, igualando las proezas de su padre Constantino el Grande.”.

Arco de Jano. Testimonio de una usurpación

Arco de Jano en vía del Velabro, Roma.

Con estos nuevos datos se echaba por tierra aquella otra hipótesis dada por buena hasta entonces: que el Arco de Jano formaba parte de los límites del Foro Boario y que su función era la de marcar su márgen próximo a los muelles del Tíber. No fue, como se ha señalado, un arco dedicado a Jano, el dios de las puertas; su actual nombre fue acuñado en el periodo del Renacimiento por los anticuarios de la ciudad. El término latino Ianus viene a significar pasaje cubierto o puerta. La creencia de que era utilizado por los comerciantes llegados al Foro Boario, para reunirse bajo su sombra, dio pie a la primera teoría.

Gracias a los resultados publicados por los investigadores españoles, las autoridades culturales romanas decidieron emprender las obras de restauración del monumento, verdadero desconocido de Roma. Así, si os encontráis visitando la Boca della Veritá, os invito a ir a contemplarlo; se ubica sólo a quinientos metros andando. Enfrente, al otro lado de la carretera, tenéis el Templo de Portuno, y el Foro Boario. Ah, y a las espaldas de este arco de cuatro puertas los restos del Arco de los Argentarios.

Otro ejemplo de arco cuadrifonte con el que podéis disfrutar es el construido en la ciudad hispanorromana de Capara, en la provincia de Cáceres.

Bibliografía:

  • Historia de la Roma Antigua (Lucien Jerphagnon. Editorial Edhasa)
  • La caída del Imperio Romano (Adrian Goldsworthy. Editorial La esfera de los libros)
  • Análisis y levantamiento del arco de Jano: El último arco cuadrifonte de Roma (Macarena Salcedo Galera)
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