Revista Opinión

Arco Minero del Orinoco: Sentencia de Muerte del Patrimonio Ambiental y Ecológico de Venezuela

Publicado el 23 abril 2018 por Carlosgu82

Arco Minero del Orinoco: Sentencia de Muerte del Patrimonio Ambiental y Ecológico de Venezuela

En primera instancia, hablemos del Estado Bolívar, el más grande del país que ocupa más del 20 % del territorio nacional. Rico y generoso, bello y enigmático, con los dos ríos más importantes del país, el Orinoco y el Caroní, atravesando sus selvas y montañas, geografía ésta que además posee la mayor cantidad de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) de la nación, es decir zonas protegidas por la importancia estratégica, ecológica y ambiental que representan, ilustrada en la fragilidad de sus ecosistemas.

Igualmente en esta región, tenemos el Parque Nacional Canaima, instaurado el 12 de junio de 1962 y declarado como Patrimonio de la Humanidad, en el año 1994 por la Unesco. Se extiende sobre 30 000 km² hasta la frontera con  Brasil y Guyana por su tamaño es considerado el sexto parque nacional más grande del mundo. Es un parque impresionante con características de belleza únicas en el mundo. La grandiosidad del paisaje encuentra su máxima expresión en el Escudo Guayanés, la formación geológica más antigua de la tierra, cuya data se calcula en 200 millones de años, hacia el período precámbrico.

En el Estado Bolívar, también están las cataratas del Santo Ángel, la caída de agua más grande del mundo.

En una vasta extensión territorial, al sureste del Estado Bolívar, el gobierno venezolano desarrolla, desde febrero del 2016, un ambicioso proyecto de megaminería a cielo abierto denominado Arco Minero del Orinoco.

Esta desproporción del adefesio llamado “ecosocialismo”, conllevó a trazar este plan, para extraer oro, bauxita, coltán (oro azul)  y otros minerales, cuya repercusión social y cultural en las etnias asentadas en el área de influencia, ya se está sintiendo, aunado a los daños inminentes a la biodiversidad.

El Arco Minero del Orinoco es la designación de un plan de megaminería a cielo abierto, ordenado por Nicolás Maduro, que abarca una amplia extensión de 111.843 kilómetros cuadrados, ubicados al sureste del Estado Bolívar. Esta cifra es equivalente al 47% del total de 238 mil kilómetros cuadrados que posee está entidad, un área que equivale a su vez al 12% de 916.445 kilómetros cuadrados que comprende el territorio nacional venezolano. Es una zona que reúne un frágil ecosistema que sirve de asentamiento a un conjunto de especies biológicas y grupos sociales aborígenes, y que ocupa la cuenca hidrográfica más importante de Venezuela como son las correspondientes a los ríos Caroní-Orinoco y otros; que constituyen el reservorio de agua dulce más importante de Venezuela.

Hasta la presente fecha, se desconocen estudios de factibilidad y de Impacto Ambiental, a su vez tampoco se han hecho públicas las técnicas de minería que serán utilizadas para la extracción de estos minerales. Absolutamente ningún ente gubernamental venezolano se ha hecho responsable del deterioro ambiental y ecológico con graves consecuencias para la nación, que ocasionarán las actividades emprendidas para la explotación a cielo abierto de los yacimientos minerales, que han sido ofrecidos en concesión, entregando así nuestra soberanía y herencia generacional, en manos de 150 empresas nacionales y extranjeras.

Pero, además, desde el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, fueron encendidas las alarmas, con respecto a Venezuela, y se espera que en las próximas décadas en el territorio venezolano se produzca un incremento de la temperatura y una reducción del volumen del agua de lluvia. Con la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Arco Minero del Orinoco, el gobierno nacional está comprometiendo el futuro de las generaciones por venir y el abastecimiento a largo plazo de agua y energía para toda la nación. Más del 70 % de la energía eléctrica del país, viene de la Central Hidroeléctrica del Guri, el embalse más grande de Venezuela, que también se ubica en el Estado Bolívar.

Tan grave es este plan ecocida de alto nivel y amplio espectro que, el territorio abierto a la explotación minera incluye Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE), Parques Nacionales, Reservas Forestales como la Sierra de Imataca, Monumentos Naturales y lugares sagrados de los pueblos indígenas. Con la puesta en marcha del Arco Minero del Orinoco, Nicolás Maduro está violentando Tratados, Pactos y Convenciones  internacionales suscritos por el país, entre los que destacamos el Convenio de Diversidad Biológica, la Convención de Ramsar, entre otros, como también de manera flagrante y sistemática se trasgreden las normas constitucionales vigentes (Artículos 127-129-119-120),  la Ley Penal del Ambiente, Ley de Aguas, Ley de Bosques, Ley de Comunidades y Pueblos Indígenas, y pare de contar.

Dentro de este contexto, se violan igualmente los derechos garantizados en los principales instrumentos legales referidos a éstos que han sido aprobados por la Asamblea Nacional de Venezuela, como son: Ley de demarcación y garantía del hábitat y tierras de los pueblos indígenas (enero 2001) y La Ley Orgánica de pueblos y comunidades indígenas (LOPCI, diciembre 2005). Entre estas violaciones destacan todas las normas de consulta previa e informada que están firmemente establecidas tanto en la legislación venezolana como internacional  ( Convenio 169 de la OIT) en los casos en que se programen actividades que podrían impactar negativamente los hábitats de estos pueblos.

De la misma forma, con el Arco Minero del Orinoco, se concede a los militares un poder aun mayor dentro de la estructura del Estado Venezolano, tal como se lee en la Gaceta Oficial Nro. 40.845 correspondiente al 10 de febrero de 2016. Decreto Nº 2.231, mediante el cual se autoriza la creación de una Empresa del Estado, bajo la forma de Compañía Anónima, que se denominará Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG), la cual estará adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

En el fulano Plan de la Patria 2013-2019, la hipocresía socialista habla de “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana” …. “Es factible determinar que se pone en riesgo el desarrollo ecológico y autosustentable de la nación venezolana y la vida de las futuras generaciones; que dependerán cada vez más de un medio ambiente deteriorado irremediablemente por la implantación de políticas erróneas que llevarán a la porción territorial más vulnerable del país hacia el deterioro de los ecosistemas, convirtiéndose esto en una hipérbole de destrucción que no tardará en conllevar a la degradación irreparable del medio ambiental natural” (Núñez, 2016, Provea, 2016).

Con este mortal megaproyecto denominado Arco Minero del Orinoco, se abren las compuertas a los actos de injusticia ambiental, se propicia inseguridad humana y se suman a la atmósfera terrestre toneladas equivalentes de CO2 incrementando el cambio climático mundial.

¡Que Dios tenga piedad y misericordia de su creación en la naturaleza en Venezuela!


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