Justo hoy, día internacional del arte, vemos con tristeza cómo arde la catedral de Notre Dame, un enorme patrimonio arquitectónico, en el que han acontecido grandes hechos históricos y que además sobrevivió a dos hechos catastróficos como lo fue la Revolución Francesa y la Segunda Guerra Mundial, pero no me quiero detener en las grandes historias que dentro de sus muros acontecieron ni a la cuantiosa fortuna en obras de arte que alberga.
Al parecer, la causa ha sido meramente accidental, considerando todos los resguardos existentes que existen en todos los monumentos del mundo debido a los ataques terroristas, por lo que nadie puede entrar libremente sin antes haber pasado por la guardia de seguridad, por lo que quieres saber cómo sucedió ésto.
En situaciones como estas, en las que existen rigurosos protocolos de seguridad, tanto para con los visitantes y toda clase de personas que trabajan allí diariamente, en especial de quienes estaban a cargo de las remodelaciones que se efectuaban allí, es cuando te preguntas, es posible que aún así surjan accidentes de tan grandes dimensiones..?…o simplemente es un llamado de atención divino…?
En cada visita que hacía a aquella catedral, especialmente para maravillarme con sus vitrales, me llamaba la atención que cada vez aumentaban la cantidad de maquinitas para comprar medallas. Partieron primero con una, tímidamente afuera de la catedral, para posteriormente instalar adentro varias, por lo que por la módica suma de 2 euros te llevabas a casa un regalo “sagrado”, pero el colmo fue en invierno de este año, cuando me sorprendí con un interior convertido en Mall de souvenir, incluso con una especie de carrito de lo más decorado en donde ya no solo podías llevar una medalla sino hasta llaveros.
Sin ser católica, pero si respetuosa de una divinidad, al observar esto, te das cuenta de la incongruencia religiosa existente, en especial si recordamos el pasaje bíblico en donde se dice que Jesús echó a los mercaderes de la iglesia porque estaba faltando el respeto en la casa de su Padre.
Si además a este hecho le sumamos otro hecho bastante peculiar y que tal vez estamos acostumbrados a ver en todas las catedrales, pero que pocos nos detenemos a cuestionar y por lo general lo asociamos a la moda de la época, me refiero a las tan repugnantes gárgolas.
Estos seres demoníacos y repulsivos que se encuentran en todas las catedrales, por un lado se dice que su función era netamente para ocultar los ductos de agua, y por otro lado, la creencia popular de la época sostenía que servían para ahuyentar los demonios y todos aquellos espíritus malignos.
Ambas explicaciones son absolutamente incoherentes, única y exclusivamente porque para el catolicismo la iglesia es la casa de Dios, entonces lo lógico sería que al menos los ángeles son quienes debían estar protegiendo las catedrales y no esos seres repulsivos.
Son esas incongruencias maléficas y de argumento ignorante, cuando te preguntas a quienes alberga esta religión, a ángeles o demonios…?