Revista Salud y Bienestar
La menopausia representa un periodo delicado de cambios en la mujer que también repercute en la salud bucodental. El descenso de la producción de hormonas y la medicación administrada en este periodo alteran la fisiología ósea de todo el organismo y por tanto también la de la boca, lo que provoca una serie de modificaciones en las encías y en la mucosa bucal que en ocasiones hace necesarios implantes bucales y cirugía de injertos para grandes reconstrucciones, según la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista y directora general de la Clínica Benalal, en Madrid.
Tal como asegura la doctora, los problemas bucales derivados de estos tratamientos afectan a un porcentaje muy bajo de las mujeres españolas, pero los síntomas suelen ser los mismos para todas. El más frecuente es el síndrome de ardor bucal, que causa un ardor intenso y una sensación de quemazón que afecta principalmente a la lengua, los labios y las encías. También la xerostomia o sensación de boca seca es bastante común, ya que el descenso de hormonas hace que las glándulas salivales rebajen su nivel de secreción, lo que puede derivar en problemas para masticar, tragar, o incluso hablar.
Como consecuencia del envejecimiento óseo, otro porcentaje considerable de mujeres sufren gingivitis descamativa, lo que ocasiona una separación de las capas externas de las encías dejando al descubierto las terminaciones nerviosas y provocando la aparición de caries.
Un problema añadido y que cada vez es más frecuente es el que causa el uso de la medicación para prevenir la osteoporosis, que se utiliza de forma habitual en mujeres posmenopáusicas. Según explica la doctora Benalal, “los Bisfosfonatos, utilizados para frenar la reabsorción ósea excesiva y prevenir complicaciones como las fracturas de cadera, paradójicamente alteran la fisiología de los huesos de la mandíbula y dificultan la cicatrización de esta zona cuando se somete a un paciente a procedimientos odontológicos invasivos, como la cirugía de implante”. Por eso, según señala la especialista, “es necesario que se establezca una vía de comunicación fluida entre el odontólogo y el médico que se ocupa de la terapia sustitutiva”, ya sea en ginecólogo o el endocrinólogo. Y también que los pacientes que utilicen esta medicación hagan saberlo al profesional encargado de su salud bucodental.
-Soluciones preventivas
¿Hay forma de paliar el deterioro dental asociado a la edad en la mujer? En el caso de sufrir sequedad o ardor bucal, la doctora recomienda potenciar la hidratación de las mucosas bebiendo por lo menos dos litros de agua al día. Y si la situación es extrema, la mejor solución, a su juicio, es evitar los alimentos ácidos o frutos secos como las nueces, que aumentan el escozor bucal, y recurrir a las “salivas artificiales”, generadas al masticar chicle después de las comidas, puesto que aumenta la salivación natural y ayudará a prevenir caries.
Para aquellas mujeres que sufran un problema persistente, la doctora Benalal recomienda “utilizar férulas de descarga para los casos derivados del bruxismo, evitar las prótesis removibles, ya que aceleran la pérdida del hueso, y reponer lo antes posibles las piezas ausentes”.
Tal como asegura la doctora, los problemas bucales derivados de estos tratamientos afectan a un porcentaje muy bajo de las mujeres españolas, pero los síntomas suelen ser los mismos para todas. El más frecuente es el síndrome de ardor bucal, que causa un ardor intenso y una sensación de quemazón que afecta principalmente a la lengua, los labios y las encías. También la xerostomia o sensación de boca seca es bastante común, ya que el descenso de hormonas hace que las glándulas salivales rebajen su nivel de secreción, lo que puede derivar en problemas para masticar, tragar, o incluso hablar.
Como consecuencia del envejecimiento óseo, otro porcentaje considerable de mujeres sufren gingivitis descamativa, lo que ocasiona una separación de las capas externas de las encías dejando al descubierto las terminaciones nerviosas y provocando la aparición de caries.
Un problema añadido y que cada vez es más frecuente es el que causa el uso de la medicación para prevenir la osteoporosis, que se utiliza de forma habitual en mujeres posmenopáusicas. Según explica la doctora Benalal, “los Bisfosfonatos, utilizados para frenar la reabsorción ósea excesiva y prevenir complicaciones como las fracturas de cadera, paradójicamente alteran la fisiología de los huesos de la mandíbula y dificultan la cicatrización de esta zona cuando se somete a un paciente a procedimientos odontológicos invasivos, como la cirugía de implante”. Por eso, según señala la especialista, “es necesario que se establezca una vía de comunicación fluida entre el odontólogo y el médico que se ocupa de la terapia sustitutiva”, ya sea en ginecólogo o el endocrinólogo. Y también que los pacientes que utilicen esta medicación hagan saberlo al profesional encargado de su salud bucodental.
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¿Hay forma de paliar el deterioro dental asociado a la edad en la mujer? En el caso de sufrir sequedad o ardor bucal, la doctora recomienda potenciar la hidratación de las mucosas bebiendo por lo menos dos litros de agua al día. Y si la situación es extrema, la mejor solución, a su juicio, es evitar los alimentos ácidos o frutos secos como las nueces, que aumentan el escozor bucal, y recurrir a las “salivas artificiales”, generadas al masticar chicle después de las comidas, puesto que aumenta la salivación natural y ayudará a prevenir caries.
Para aquellas mujeres que sufran un problema persistente, la doctora Benalal recomienda “utilizar férulas de descarga para los casos derivados del bruxismo, evitar las prótesis removibles, ya que aceleran la pérdida del hueso, y reponer lo antes posibles las piezas ausentes”.
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