Revista Cultura y Ocio

ARENACuando el hombre llegó me ofreció un ramo de rosas, ...

Por Ada
ARENACuando el hombre llegó me ofreció un ramo de rosas, ...
ARENA

Cuando el hombre llegó me ofreció un ramo de rosas, yo deseaba un
espejo; me negué a aceptarlas.
Sonrió y se marchó en silencio.
Pasaron seis meses hasta que apareció con un violín, yo deseaba una esfera; me negué a aceptarlo.
Sonrió nuevamente y se marchó en silencio.
Anoche volvió, me entregó una espina.
La acepté silenciosamente, entonces el hombre se deshizo delante de mis ojos atónitos.
Ahora cargo mi espejo, mi espacio y mi espina pero sigo deseando la arena de su cuerpo que desapareció con la última ofrenda.


CATALINA SOJOS


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