Es de sobra conocido, ya que lo repito hasta la saciedad, que Mar Carrión es mi autora española favorita del género romántico. Espero con gran expectación cada una de sus obras, y hasta la fecha no me ha defraudado en ninguna ocasión. Y esta no iba a ser diferente. Sin embargo, tengo que reconocer que sí que tengo con Arenas movedizas algunos sentimientos encontrados. Voy a intentar explicarme lo mejor que pueda.
Nos encontramos con una historia de segundas oportunidades, tanto en la vida como en el amor. El personaje masculino, Luc Coleman, acaba de salir de la cárcel después de diez años preso. Es un hombre endurecido a causa tanto del tiempo que pasó encarcelado como de los hechos que le llevaron a cometer tan grave delito. Nada queda ya de la persona que era antes; ni quiere ni puede sentir nada por nadie. Ahora lo único que tiene es el empleo que su agente de la condicional le ha conseguido y las mujeres de una sola noche. Por lo menos hasta el momento en que vuelve a entrar en su vida Jennifer Logan, hija del dueño de la empresa estibadora donde ahora trabaja. Para Jennifer reencontrarse con Luc supone una gran impresión. Hace diez años que le rompió el corazón, pero volver a tenerlo cerca no hace más que confirmarle que sus sentimientos por él no han desaparecido, por lo que intentará de la forma que sea acercarse a él de nuevo. El personaje de Luc, como podéis ver, será el que pondrá las distancias en este nuevo encuentro, y Jennifer la que estará decidida a recuperar sea como sea al amor de su vida. Me ha gustado sobre todo la seguridad de ella; sabe lo que quiere y sabe que lo tendrá difícil, que lo que le ha ocurrido a Luc acarrea unas secuelas difíciles de superar, pero está dispuesta a vencer los baches según vayan llegando. Además, algo que me ha agradado mucho es el hecho de que ella no intente cambiarle, que comprenda que él ya no es el hombre del que se enamoró y que seguramente nunca vuelva a serlo. Con él, por otra parte, he tenido mis más y mis menos; entiendo completamente el porqué de sus decisiones, de su comportamiento, incluso cuando llega a ser demasiado hiriente con ella. Me encanta la apariencia de malote indiferente, eso por descontado. El problema que he tenido es que, aunque me ha gustado durante todo el libro, no he conseguido conectar del todo con el personaje. La autora intercala el presente con recuerdos del pasado donde conocemos al antiguo Luc, una persona completamente opuesta a la de ahora; es ahí donde para mí se dan los momentos más tiernos del libro. Sólo diré oins, qué monos y qué bonito todo. Y aunque en cierta forma impacta ese contraste con el Luc duro, distante y frío, he sentido que faltaba una parte importante del personaje al no haber sido testigo el lector de ese cambio, de ese sufrimiento. No me ha emocionado, de ahí que al terminarlo, por una parte haya sentido que es un muy buen personaje con el que he disfrutado muchísimo, pero por otro notara alguna carencia que achaco a lo que acabo de comentar. Quizá si hubiera profundizado más en ciertos aspectos, Luc me hubiera seducido mucho más o, mejor dicho, su historia.
Por otro lado, creo que hay que resaltar que nos encontramos con una novela con mucho más contenido erótico de lo que nos tiene acostumbrados la autora. Sobre esto quiero explayarme un poco, lo siento. Es conocido, creo, que a mí me gusta la romántica erótica; ahora bien, considero que muchas autoras a día de hoy abordan más este género -o escenas- porque hay una mayor demanda o, en algunos otros casos, porque no son capaces de darle la suficiente fuerza a sus historia de amor sin dichas escenas. El argumento de Arenas movedizas necesita, sin duda, de mucho más contenido sexual, sobre todo por la incapacidad de Luc para abrirse sentimentalmente ante Jennifer. Así que en ese aspecto no tengo problemas, las escenas son las necesarias y están muy bien tratadas, como siempre. ¡Qué escenas! Lo que sí he notado, y por lo que menciono todo esto, es un cambio de Mar Carrión a la hora de narrarlas. Una forma más ruda, y no en el mal sentido, que conste. Por lo que espero, de verdad de verdad, que sólo sea debido a que es lo que la historia pide y necesita y esto no quiera decir que de ahora en adelante se unirá a esa demanda de la que os hablo, porque es de las pocas escritoras capaces de hacer llegar esa pasión del romance sólo con su talento y no con escenas que lo suplan.Dicho esto, quiero dejar claro que me ha gustado mucho tanto la historia de amor como la pequeña trama de suspense que la acompaña. No es demasiada complicada, incluso algo predecible, porque a mi modo de ver posee más un papel desencadenante hacia el final del libro que otra cosa. En cuanto a los personajes secundarios, no destacan demasiado -ni falta que hace- ya que nos centramos en los protagonistas casi exclusivamente, pero sí que me gustaría leer algún día la historia de la hermana de Jennifer. Por último mencionar el estilo de la autora, impecable como siempre. Además, su forma de narrar, los diálogos y las estupendas escenas consiguen enganchar al lector desde el primer momento impidiendo que suelte el libro hasta haberlo finalizado. Quizá me ha convencido algo menos que, por ejemplo, Decisiones arriesgadas -mi favorito-, pero eso no quiere decir que no lo haya disfrutado de principio a fin. ¡Y seguro que lo releeré dentro de poco! La espera hasta su siguiente libro acaba de comenzar.
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·Editorial: Terciopelo
·Publicación: Noviembre 2014
·Precio: 14,95€
·ISBN: 9788415952510
·Páginas: 285
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