Arquitectura de estilo modernista que mama de la más honda naturaleza. Esta ocurrente combinación permitió, a comienzos del siglo XIX, la creación de uno de los iconos patrimoniales de la ciudad de Barcelona ideada por un genio, Antoni Gaudí: la Casa Milá, una maravilla artística considerada Patrimonio de la Humanidad. Bajo estas premisas, un nuevo invitado nos invita en Lugares con historia a viajar hasta tierras leridanas para conocer el precioso paraje que inspiró al también autor de La Sagrada Familia.
Sergio Parra es editor y coordinador de diversos medios digitales, como Xataka Ciencia, Papel en Blanco o Diario del Viajero. También mantiene el blog Lugares que parecen de mentira, que ha inspirado la creación de su libro 300 lugares de verdad que parecen de mentira. Muy recomendable su lectura. Como excelente divulgador de ciencia, Parra es autor de una biografía de Michael Faraday; también es colaborador habitual en prensa (Quo o Mètode) y radio (Onda Cero y Europa FM) Como narrador ha publicado varias novelas, entre las que destacan Jitanjáfora, Venus decapitada o La moleskine.
La Conca de Dalt en La Noguera Pallaresa./Gustau Erill i Pinyot
Casa Milà, en Barcelona, popularmente conocida como La Pedrera, es uno de los edificios más importantes de Antonio Gaudí (1852-1926). Construido entre los años 1906 y 1910 en el distrito del Ensanche de Barcelona, en el número 92 del Paseo de Gracia, este edificio modernista pertenece a la etapa naturista del arquitecto catalán; es decir, hay una alusión a las formas orgánicas de la naturaleza. Sin embargo, para explorar la inspiración que probablemente experimentó Gaudí para levantar un edificio tan singular hay que trasladarse al Prepirineo leridano, cerca de la localidad de Pobla de Segur, uno de los lugares de turismo para visitar de la comarca del Pallars Sobirá.
Por allí discurre el río Noguera Pallaresa, que en uno de sus tramos pasa por el desfiladero de Collegats. El Congost de Collegats es un desfiladero de unos cinco kilómetros de longitud formado por el río Noguera Pallaresa que corta al mismo tiempo las sierras interiores de Peracalç al oeste y las de Cuberes y Bourmot al este. Antiguamente, Collegats era accesible solo por los que bajaban la madera desde los bosques situados al norte; y además de ser un paso peligroso, ha estado siempre asociado al diablo: alguno de los topónimos que podemos encontrar es, por ejemplo, El Barranco del Infierno. A mediados del siglo XIX la Casa Bringuer, de la Pobla de Segur, obtuvo permiso para abrir un paso por el Congost, que más tarde se construiría en lo que hoy se conoce como carretera vella.
La cascada Argenteria que sirvió de inspiración a Gaudí para crear la Casa Milà.
El espectacular salto de agua que se produce en la entrada norte de dicho desfiladero recibe el nombre de la Argenteria. Es en realidad una surgencia de agua en la pared de roca situada en un espacio del Estret de Collegats (unos 20 metros de largo), en una zona con unos marcados sedimentos de roca calcárea que forma muchos ángulos retorcidos.
Con llegada del invierno, cuando las temperaturas descienden, esta cascada se congela, se petrifica, formando grandes esculturas de hielo en forma de cortinas, estalactitas y estalagmitas. Adquiere de esta forma un aspecto espectacular que, al parecer, constituyó el punto de partida para que Gaudí imaginara la característica fachada de La Pedrera (aunque también se cree que pudo haber inspirado al poeta Maragall, Arthur Young e incluso a J RR Tolkien, autor de El señor de los anillos).
Argenteria procede el latín argentum (plata), porque la cascada, debido a su poder reflectante, produce destellos plateados cuando incide sobre ella la luz del Sol. Otro detalle que resulta casi de otro mundo es la tonalidad azulada del hielo de la cascada, que recuerda a los hielos de glaciares. Este fenómeno se debe al oxígeno que forma de burbujas que se han quedado atrapadas en el hielo, como insectos en ámbar, lo que origina múltiples reflexiones internas de luz y una dispersión final en la longitud de onda del azul.
La Casa Mauri de La Pobla de Segur./Josep Renalias
Así pues, viajar hasta la Pobla de Segur, concretamente a esta azulada cascada petrificada que desprende brillos plateados es como visitar una suerte de proto Casa Milà, o un garabato de la naturaleza que acaso fue tomado por Gaudí para perfeccionarlo con piedra, trasladándolo de las montañas leridanas al centro de Barcelona.
La cascada de Argenteria es como una obra arquitectónica natural que pone en evidencia todo el esplendor del hielo, así como su geometría fractal, que ha atrapado la atención de artistas y fotógrafos como el norteamericano Wilson A. Bentley (1865-1931), apodado Snowflake, que, maravillado por la belleza de las delicadas estructuras hexagonales en forma de hielo que son los copos de nieve, dedicó media vida a inmortalizarlas. Fue así pionero en las técnicas de microfotografía, que logró constatar, por añadidura, un hecho bien conocido hoy en día: que no existen dos estrellas de nieve iguales.
La Pobla de Segur, cuyo origen data del siglo XII, ha sido escenario de unos cuántos conflictos militares que han marcado su historia, como la Guerra dels Segadors (siglo XVII) y la Guerra de Sucesión (siglo XVIII) También fue protagonista durante la Primera y Segunda Guerras Carlistas en el siglo XIX. Este pequeño municipio alberga algún que otro lugar de interés patrimonial para ser visitado, como la iglesia de San Cristòfol de Puimanyons, la ermita románica de Sant Miquel del Pui (siglo XII) o los más actuales molino de aceite de San José y la Casa Mauri, ambas construcciones de principios del siglo XX. En Lérida, el viajero amante del pasado puede también escaparse hasta el espectacular yacimiento de Els Vilars de Arbeca.
Dónde dormir: Hotel Aparthotel Sole; Avenida de la Estación, 44; La Pobla de Segur (Lleida); teléfono: 973680452.
Dónde comer: Restaurant La Cuineta; Carrer de la Riba, s/n; La Pobla de Segur (Lleida); teléfono: 973680256.