Los grandes seguidores de los dramas judiciales están de suerte. Santiago Mitre ha conseguido con Argentina 1985 una película política y universal, llevada por la emoción y la tensión histórica de ese procedimiento inspirado en la historia real de Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a la más sangrienta dictadura militar argentina. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados.
Argentina 1985 es una película que alude directamente a las emociones del espectador. Quiere que se entretenga, con un ritmo y montaje muy bien articulado en su arquetípica estructura, pero también quiere que salga con el corazón encogido y un sentimiento de victoria común en el cine de carácter político y, porque no vamos a decirlo, algo folletinesco.
La nueva película de Mitre funciona como un tiro en el terreno comercial de autor. No hay tras ella grandes majors, no viene del centro del universo hollywoodiense, pero tiene todos los elementos de puesta en escena clásica e inviolables para no despistar al espectador menos paciente o que busque en la sala un entretenimiento de carácter popular. Tiene un rostro más que conocido y aplaudido como el de Ricardo Darín, siempre hipnótico, y un discurso muy bien medido para realizar un in crescendo textual que termine en aplausos en la sala.No quiero con esto desprestigiar el trabajo de Mitre, cuyo calado público se ha dejado ver en Venecia, y más aun en San Sebastián, donde ha arrasado con el Premio del Público. El cineasta ha conseguido realizar su película más accesible y entretenida, un drama judicial lleno de ritmo y buenas actuaciones que sabe escoger los elementos de la realidad más jugosos para su ficcionalización. Cada escena, cada decisión, es un elemento bien jugado para que el público se enganche a pesar de su larga duración. Hasta aquí, todo correcto: si te gustan los dramas judiciales glorificantes, esta es tu película.
Sin embargo me veo en la obligación, entre tanto aplauso y celebración, de discernir su modelo más rudimentario y cinematográfico. La película no escapa de ningún arquetipo, de ninguno de los puntos más clarividentes del cine jugador de emociones, ni de una estructura cuasi musical de mucho ritmo y poco procedimiento. Que interesante hubiese sido que Mitre bajase más a los bajos fondos y realizase una cinta procedimental donde el juicio tuviese un peso más documental que delineante. Donde lo seleccionado no fuese solo aquello que araña al espectador, si no que también hubiese espacio para el reconocimiento histórico más allá de lo caricaturesco.Al final, como es lógico, Mitre decide terminar con imágenes reales de aquellos momentos tan importantes para la historia de Argentina. La película consigue el efecto deseado. La gente sale de la sala feliz, enfadada, emocionada o triste, pero con un sentimiento bastante delimitado, como delimitada (y limitada) es la película. Sabe tocar teclas y no escapa de un clasicismo que poco o nada de interesante tiene, para quien esto escribe, en un momento donde el cine sufre de una grave falta de atrevimiento.
No se puede criticar a Argentina 1985 su poder evasivo, su fuerte estructura guionizada y unos actores que elevan la función entre diálogos de “tira y afloja” en los que tan cómodos se sientes magníficos interpretes como Ricardo Darín. Es una película entretenida, no se queden con mi falta de entusiasmo o interés por ella y vayan a verla. Solo pido que, al salir de la sala, con la alegre simpatía proporcionada por su metraje, piensen si no hay en ella algo añejo, algo demasiado visto, algo manipulador, algo poco atrevido, que no permite despertar la verdadera emoción del buen, o al menos, sorprendente cine. Quizá el “deja vu” me deja somnoliento. Quizá el problema sea mío. Pero siento que hay una falta de confianza en el espectador que me resulta completamente grave y discutible.
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- ##check## Lo bueno
- Sus actores. Ricardo Darín siempre ofrece trabajos impecables.
- ##times## Lo malo
- Que no juegue más a lo procedimental y vaya directamente a lo arquetípico del cine judicial.
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- Ambientación 7.0
- Bastante conseguida. Hace una reconstrucción de los años 80 llena de verismo y calidad.
- Desarrollo de Personajes 6.0
- Es una película tan de guion que juega bien con proporcionar a cada personaje un elemento importante para su desarrollo. Algo visto, pero consigue que todos (o casi todos) tengan su avance reconocible.
- Argumento / Guion 5.0
- Parte de un hecho real muy jugoso e interesante, tanto por su contenido histórico como por los personajes que jugaron en él un papel decisivo. Sin embargo, el guion se queda en lo arquetípico y sigue unas líneas demasiado conocidas como para llegar a interesar más allá del entretenimiento poco constructivo.
- Banda Sonora 7.0
- Sabe jugar bien con la banda sonora propia de la película, algo intrigante, y con la música de la época que te sitúa en el contexto histórico.
- Entretenimiento 7.0
- Consigue sacar, a través de las normas más formularias, un entretenimiento de calado público.
- Montaje / Innovación técnica 5.0
- La película es añeja, no se atreve con nada y el montaje, aunque muy efectivo y riguroso, ofrece justamente los elementos más discutibles para emocionar al espectador. No deja mucho espacio al pensamiento.
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- Puntuación Total 6 / 10
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