Revista Viajes

Argentina, las misiones jesuíticas de san ignacio miní

Por Merche_62

Las ruinas se encuentran a tan sólo dos kilómetros del hotel, en el mismo pueblo de San Ignacio, caminando hacia la plaza principal una vez pasada la iglesia. Atravesamos la Calle Rivadavia y divisamos enseguida el complejo a lo lejos.

ARGENTINA, LAS MISIONES JESUÍTICAS DE SAN IGNACIO MINÍ

Una vez pagada la entrada (que sirve también para la misión de Loreto y Santa Ana) podemos apreciar una maqueta del recinto arqueológico, un pequeño museo donde visualizamos unos dioramas y nos adentramos en el bosque.

ARGENTINA, LAS MISIONES JESUÍTICAS DE SAN IGNACIO MINÍ

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Las ruinas de San Ignacio Miní son las mejor preservadas de Argentina y pese a ser restauradas, contiene impresionantes ornamentos originales. Desde 1983 forman parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La misión se fundó en 1610 ataques constantes de parte de los bandeirantes paulistas.


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La misión se estableció en este lugar  en 1696 y permaneció activa hasta  la expulsión de los jesuitas. Las ruinas fueron descubiertas en 1897 y restauradas entre 1940 y 1948. Son un ejemplo excepcional del barroco guaraní. En su época de esplendor llegaron a tener una población de 4000 personas.
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Los guaraníes que pudieron empezar una nueva vida en las misiones (después de sufrir las crueldades de los conquistadores), recibieron numerosos beneficios como seguridad, alimento y posibilidad de prosperar. Se redujo la tasa de mortalidad y las poblaciones crecieron con rapidez. 

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De las 30 poblaciones que existieron en su máximo esplendor entre Argentina, Paraguay y Brasil, llegaron a existir más de 100000 indígenas.

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El recinto principal consistía en una gran plaza central que dominaba la iglesia y el colegio, también los talleres y almacenes. Existía también el cotiguazú, donde vivían las viudas, huérfano y mujeres solteras abandonadas. Disponían de sala de música y un huerto.

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En el cabildo habitaba el líder guaraní electo. Lo que más perduró en  las misiones fue el arte en forma de música, arquitectura, danza y pintura.

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Nos acercamos hacia las Misiones de Loreto y Santa Ana, más salvajes, apenas restauradas pero tienen encanto situadas en medio de la selva y  todo parece más enigmático y místico…
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Por la noche asistimos a un espectáculo de luz y sonido en la Misión de San Ignacio Miní. Un señor nos acompaña con linterna y nos dibuja una línea imaginaria para que nos paremos en ese punto.

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A los pocos minutos empieza el relato en guaraní con la imagen de un indio plasmada en un árbol, continúa su discurso en castellano y a medida que vamos avanzando aparecen nuevas imágenes con difusores de agua. Se aprecia mucho mejor cuando éstas se plasman en las piedras.

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El indígena nos sigue explicando cómo se formaron las misiones, cómo se organizaban y el declive de ellas. El espectáculo dura unos 45 minutos. Quizás lo más fascinante fue poder observar las estrellas, en medio de la oscuridad que se veían increíbles, fue algo mágico.


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